El 42% de las tierras agrícolas en el país están desertificadas como resultado de un largo proceso del uso indiscriminado de agroquímicos, advertido hace 30 años. Probioma se adentró en el campo de la investigación para buscar alternativas de control de plagas y hoy más de 700 mil hectáreas se cultivan con bioinsumos en Bolivia. En Chuquisaca, los productores de trigo quieren ser parte de esta experiencia.
Los números que presenta Bolivia en materia de agroquímicos son alarmantes. Según datos proporcionados por el vocero e investigador de Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma), Miguel Crespo, en los últimos veinte años el país incrementó la importación de estos productos en un 500%.
“Son más de 220 millones de kilos y litros que se importan de agroquímicos por año, lo que representa un flujo de divisas de cerca de 500 millones de dólares que se van del país”, detalla.
Explica que estos datos demuestran la dependencia de agroquímicos del país, cuyas consecuencias no solo representa la fuga de divisas, sino, lo más preocupante, las graves consecuencias ambientales: Bolivia se sitúa entre los tres primeros lugares en deforestación a nivel mundial.
Crespo revela que el 42% de los suelos bolivianos están desertificados, una situación directamente atribuida a la aplicación masiva de químicos que destruyen la tierra.
“Al no ser sostenibles los productores tienen la necesidad de ampliar frontera agrícola, es decir, ampliar frontera agrícola a través de la deforestación”, advirtió.
El país fue líder en el desarrollo de esta biotecnología hace 30 años con investigación seria, responsable y consecuente de Probioma en Santa Cruz. Un largo proceso que le llevó a consolidar 700 mil hectáreas bajo control biológico en más de 60 cultivos diferentes.
“En los últimos diez años hemos llegado a cubrir 700 mil hectáreas con productos biológicos en alguna fase del cultivo, más de 60 cultivos en el país, incluyendo Paraguay”, dice el experto al precisar que esto representó “la sustitución de 685 mil litros y kilos de agroquímicos que ya no se han usado y han sido sustituidos por los bioinsumos”.
El uso de los productos biológicos se distribuyen el país de la siguiente manera: 70% en el departamento de Santa Cruz, el 30% fundamentalmente en los valles de Cochabamba y Sucre, en Beni y Pando. También es parte Oruro con la producción de quinua. “Tarija, muy poco, complementa.Con relación a los productos, indicó que el uso se acentúa en la soya, maíz, girasol, caña, que son cultivos extensivos, pero su presencia también se extiende a la chía, frutales, cítricos, hortalizas y granos como sésamo, frejol y maní. “Una gran parte es en café, cacao, frutas silvestres de la Amazonía”, detalla.
Durante años, todo este emprendimiento de investigación y de puesta en marcha de resultados, careció durante años de un marco legal que respaldara estos avances.
En octubre de 2025 se aprobó un proyecto de ley en la Cámara de Senadores y “paradójicamente es una ley que en su proyecto fue copiada, si vale el término. Brasil el año pasado aprobó su ley de insumos”, revela.



