Jueves, 28 Marzo 2024
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TERRIBLE: Fronteras de Perú es azotada por el narcotráfico, la minería ilegal y delitos ambientales

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Las fronteras amazónicas peruanas entre Colombia, Brasil, Bolivia y Ecuador son azotadas por el narcotráfico, la minería ilegal y los delitos ambientales, generando una escalada de amenazas, miedo y pérdida de biodiversidad, indicó a inicios de mayo la plataforma de periodismo ambiental Mongabay.

“Muchos factores estructurales como la vulnerabilidad social, la débil presencia del Estado en las zonas más pobres de difícil acceso y la vinculación entre el narcotráfico y un remanente de Sendero Luminoso, hacen que el narcotráfico sea un problema difícil de erradicar”, dijo a Diálogo el 28 de mayo Gonzalo Paredes, experto en temas de seguridad del Centro de Altos Estudios Nacionales de Uruguay.

“La selva alta peruana y las montañas crean zonas de difícil acceso tanto para la policía como para los militares. El cultivo de coca y la producción de cocaína se convierte en el modo de vida en esas regiones vulnerables”.

La plataforma ambiental detectó que más de 46 comunidades indígenas, que habitan en cuatro de los territorios fronterizos peruanos, comparten una creciente violencia dirigida por grupos armados.

En el Alto Putumayo, frontera con Colombia, dragas mineras cruzan sin control el río y contaminan el agua y los peces.

El narcotráfico avanza sobre el territorio indígena peruano mientras grupos armados colombianos, que dominan el río Putumayo, restringen el movimiento de las comunidades y las obligan a sembrar cultivos ilícitos, señaló Mongabay. La minería ilegal también es un problema grave para las comunidades de Madre de Dios, frontera con Bolivia.

La quebrada Palma Real, en la Reserva Nacional Tambopata, está tomada por mineros ilegales, detalló Mongabay. Las comunidades awajún situadas en la orilla del río Cenepa viven amenazadas por la presencia creciente de la minería ilegal. Se estima que más de 60 dragas operan en el área.

En Ucayali, frontera con Brasil, indígenas asentados en las cuencas de los ríos Yurúa y Breu enfrentan amenazas que van desde caza, pesca y tala ilegales, hasta invasiones de extranjeros y narcotráfico, abundó la plataforma. Las operaciones criminales se expanden con total impunidad en las fronteras entre estos cuatro países.

AMENAZA Y MUERTE

InSight Crime, una organización que estudia el crimen organizado en Latinoamérica, señala que al expandirse el narcotráfico en la Amazonia peruana en los últimos años, pasó a ser uno de lo motores principales detrás de la violencia que acecha a los pueblos indígenas. Desde 2019, casi 20 líderes han sido asesinados.

Solo en 2021, fueron asesinados siete indígenas amazónicos que denunciaron el aumento de los cultivos ilegales de hoja de coca y el avance de los mineros y taladores ilegales en sus territorios, reporta el portal peruano Ojo Público.

Además de esos asesinatos, muchos líderes indígenas y ambientalistas viven amenazados principalmente en regiones donde avanza el narcotráfico, la tala y la minería ilegal. La frontera entre Huánaco, Ucayali y Pasco es la zona más peligrosa para esos líderes, reportó Mongabay.

La minería ilegal generó la deforestación de más de 3680 hectáreas de bosque entre 2019 y marzo de 2022, precisó.

AVANCE CONSTANTE

El desarrollo de los cultivos de la hoja de coca peruana se incrementó de 61 777 hectáreas en 2020 a 80 381 en 2022, reportó la agencia española EFE.

Además, florecen los negocios ilícitos del denominado Neo Sendero Luminoso con los cárteles de la droga de México y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La zona del VRAEM registra en el país los mayores niveles de productividad de hoja de coca, indica en Internet la Revista de Ciencia e Investigación en Defensa del Centro de Altos Estudios Nacionales de Perú.

“Desde el punto de vista del Estado peruano existen programas de carácter estratégico que tienen sus efectos positivos para el combate del narcotráfico. Pero ese plan de gobierno tiene que ir más allá de tratar de desestabilizar a los grupos narcotraficantes”, manifestó Paredes.

“Una de las mayores capacidades del narcotráfico es la estrategia de cucaracha. Se le pone veneno al insecto en un lugar y se muda a otro. Siempre está escapándose, buscando lugares por donde entrar; así se manejan los grupos del narcotráfico y más en zonas selváticas de difícil acceso”, indicó.

COOPERACIÓN CONTRA LA CRIMINALIDAD

Perú cuenta con el apoyo de los países vecinos para luchar contra la delincuencia organizada en sus fronteras comunes. Además de las numerosas operaciones que se llevan a cabo conjuntamente, las naciones fronterizas también realizan diversos entrenamientos, entre ellos el ejercicio anual BRACOLPER en los ríos y afluentes de la selva amazónica para promover el intercambio de experiencias entre Perú, Brasil y Colombia, e incrementar la capacitación en la lucha contra la delincuencia transnacional. El ejercicio de este año será la 48.ª edición.

Perú y los Estados Unidos también tienen una extensa trayectoria de colaboración en el combate al narcotráfico. Los EE. UU. ofrecen entrenamiento y desarrollo de capacidades a las autoridades peruanas involucradas en iniciativas contra los narcóticos, apoya la labor de erradicación manual de cultivos de coca y favorece cultivos alternativos, indica en Internet el Departamento de Estado estadounidense. Juntos financian la erradicación de la coca, la interdicción y los esfuerzos de desarrollo alternativo.

Asimismo, contribuye a la capacidad de la Policía Nacional de Perú en operaciones tácticas, aviación, criminología, seguridad ciudadana y en su capacidad para brindar acceso a la justicia a las poblaciones más vulnerables, incluidos los defensores de los derechos de las comunidades indígenas, así como a la protección del medioambiente y el combate a la deforestación.

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