Además se procedio a rociar con cerveza y echar con pétalos de flores, confites y globos, entre otros objetos.
El ruido estruendoso de los cuetillos, según las creencias de cada lugar, sirve para alejar a los malos espíritus y malas energías.
Recorriendo la ciudad salta el derroche de alegría, al son de la música, se observan escenas pintorescas, plagadas de abundante color, cerveza y comida. Donde los ciudadanos comparten con parientes, amigos y brindan de raro en rato.
“La ch’alla es una ceremonia en la que se rocían las esquinas de las casas y los terrenos con vino, pétalos de flores, confites, y cereales, pidiéndole a la madre tierra o Pachamama, paz, abundancia y prosperidad”, explica el conocido sociólogo David Mendoza.
Los mas creyentes ofrecen la k’oa que se coloca encima de un especie de altar de pedazos de leña o maderas. La ofrenda a la Pachamama consta de nueces, caramelos especias cereales, confites, vino y alcohol, entre otros elementos.