Martes, 16 Abril 2024
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Bolivianos en EEUU expresan indignación por exclusión de programas de empleo temporal

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Inmigrantes y activistas bolivianos  se declararon molestos por la ausencia del Estado boliviano para reclamar por sus derechos, tal como lo hacen otros gobiernos ante la Casa Blanca. Pero también su actual indignación está relacionada con la exclusión de Bolivia del programa de empleo temporal patrocinado.

La protesta de los migrantes bolivianos tiene que ver con la reciente lista de países elegibles para participar en programas de trabajo temporal en EEUU, que entró en vigencia el 10 de noviembre de 2021 y donde no están inscritos Bolivia y Venezuela, ambos bajo el paraguas socialista pero, paradójicamente Nicaragua y Argentina, que también están gobernados por partidos socialistas, están en la lista de beneficiarios.

“Es otra muestra de la ausencia de criterios diplomáticos y un dogmatismo político difícil de creer”, afirmó Carlos P., un inmigrante cochabambino con 16 años de residencia en Estados Unidos.

Lamentó que los bolivianos no aprovechen las oportunidades de la visa trabajo que ofrece Estados Unidos sólo por acciones políticas. “En este país de oportunidades, un trabajo seguro por un año es la lotería, además podría ser renovable en función del desempeño laboral y les aseguro que la mano de obra boliviana es una de las más reconocidas en esta parte del mundo”, agregó.

Los programas de visa H-2A y H-2B permiten que los empleadores estadounidenses traigan extranjeros a Estados Unidos para ocupar posiciones en empleos agrícolas y no agrícolas, y para ser beneficiario se requiere un patrocinador (una compañía) que contrate a la persona.

En Estados Unidos  existe una gran comunidad de compatriotas  y se considera a la comunidad boliviana la tercera minoría étnica después de México y El Salvador. Se estima que más de medio millón de bolivianos residen en la región metropolitana de Estados Unidos que comprende los estados de Virginia, Maryland y Washington.

Los activistas exigen al gobierno boliviano empatía y solidaridad con quienes están fuera del país por diferentes razones, pero continúan aportando económicamente al bienestar familiar y nacional desde otro país.

Enrique V., otro residente boliviano en la región metropolitana, relató que entre otros pedidos, los residentes nacionales siguen esperando que algún gobierno gestione el Registro de Doble Nacionalidad y un plan de Empadronamiento Permanente en el Exterior. “Más de 30 años con esta cantaleta, que algún gobierno haga gestión por nosotros, que se reúnan con la Casa Blanca para obtener beneficios, no sé, permisos de trabajo renovables, amnistía migratoria, acceso a programas y beneficios económicos. Muchos ciudadanos de latinoamérica están en estos programas porque sus gobiernos gestionaron su incorporación, pero los bolivianos siempre están excluidos porque nadie lucha por nosotros”, manifestó.

Puso como ejemplo de gestión diplomática a los gobiernos de El Salvador y México, que  tienen consulados en los condados donde residen sus ciudadanos y consulados móviles que hacen seguimiento permanente a sus ciudadanos para protegerlos, asesorarlos y buscar oportunidades, “a nosotros nos han olvidado, nuestros diplomáticos sólo están en los coctelitos y otros solo calientan el sillón de Embajador, sentaditos sin hacer nada”.

Francisco T., dedicado al emprendimiento gastronómico y la construcción, exigió al actual alcalde de Cercado, en Cochabamba, Manfred Reyes Villa, ser el portavoz de los cientos de miles de bolivianos radicados en Estados Unidos con quienes convivió y a quienes escuchó un sin fin de demandas. “Él ha estado aquí, sabe cómo son las cosas para nosotros, ha palpitado el reconocimiento que nos hacen por nuestro trabajo, cómo nos buscan para trabajar. Sabe de todas estas cosas pero como siempre, los políticos abren las orejas cuando están de candidatos y después en el poder se vuelven sordos”, señaló.

De los miles de bolivianos residentes en Estados Unidos, muy pocos están en la línea de lucha permanente. Muchos alegan que se pierde todo el día en una protesta de media hora, otros prefieren apoyar las movilizaciones desde las redes sociales y la mayoría se autoexcluye de esos grupos porque los consideran oportunistas.

Es que, en esta parte del mundo existen una docena de grupos de bolivianos con diferente denominación que se autonombran representantes de la comunidad. En permanentes disputas por organizar eventos, participar en reuniones con gobiernos locales, lo que antes era una Asociación ahora son tres, cada cual con su grupo reducido haciendo lo mismo y utilizando el nombre de Bolivia.

El periodista escuchó historias varias de la división marcada en la comunidad, razón por la que la mayoría de residentes prefiere no apoyar algunas buenas iniciativas.

Un ejemplo de la división y oportunismo lo señaló Daniel R., con más de 30 años de residencia en este país. “Antes había la liga boliviana de Arlington que era la más grande de los Estados Unidos, la más organizada y llamativa a la que iban a chequear jugadores. Se fueron peleando entre bolivianos por la presidencia y porque había buen dinero adentro para gastos administrativos y organizativos. Ahora la liga boliviana sólo tiene ese nombre para atraer cazadores de talentos. La liga boliviana está tomada por gente de otros países y donde uno que otro boliviano refuerza equipos de Centroamérica a cambio de unos dólares. Ahora bien, si quieres ver buen fútbol tienes veinte opciones, cada región ha creado su propia liga interna, como los vallunos tienen su liga de fútbol de Tiataco, de Aranjuez, de Tolata, Punata. Los cruceños los mismo, los kjochalos por su lado. O sea hemos perdido el rumbo por intereses mezquinos, y no hay alguien que proponga unidad y retome la unidad como un principio de convivencia, así estamos”, manifestó.

Los bolivianos en Estados Unidos estaban muy esperanzados en las promesas electorales de Joe Biden para conceder un camino a la ciudadanía a 11 millones de indocumentados, que se ha ido desvaneciendo por discrepancias en hemiciclo parlamentario.

En las diferentes protestas frente a la Casa Blanca que desarrollaron asociaciones pro inmigrantes de la región metropolitana como CASA, siempre existe una que otra bandera boliviana con personajes poco visibles entre los cientos de activistas y cabildeadores experimentados de centroamérica.

Una de ellas es Marleny, hija de padre boliviano y madre salvadoreña. Su visión del tema inmigración es clara: “Estoy aquí en la lucha por mis papás y por los miles de inmigrantes que necesitan apoyo para consolidar su residencia. Por qué deberían esperar mi mayoría de edad para que sea yo la que les dé residencia? Ellos han aportado toda su vida a este gran país, han pagado impuestos, han colaborado durante todas las crisis, siempre trabajando pero sin ningún beneficio, no es justo, creo que la hora ha llegado y estoy atenta a todas las convocatorias, justicia para todos”.

Marleny es voluntaria en una agrupación pro inmigrantes y apasionada por la comida boliviana a la que califica de exquisita y sindica a los bolivianos de carnívoros sin medida. “Yo pude ir a conocer a mis tíos y abuela allá en Bolivia, mi papá no puede salir del país,eso no es justo. No es justo para mi papá”, reiteró.

Los demócratas en la Cámara de Representantes mantienen su propuesta de un plan social de 1,75 billones de dólares para reencaminar la economía del país, y en ese paquete se incluye protecciones para los inmigrantes, sin embargo, la promesa electoral del presidente Joe Biden de una amnistía migratoria para los indocumentados no figura en esa propuesta.

Por ello, las organizaciones pro inmigrantes están en alerta y en permanente movilización presionando a los políticos de la Casa Blanca, especialmente republicanos, a que apoyen las medidas del presidente que favorecen a los no estadounidenses.

Las tres figuras políticas más visibles a favor de los inmigrantes son los senadores Charles Shummer de Nueva York, Robert Menendez de Nueva Jersey y Chay García de Illinois. Estos por separado afirmaron que si los inmigrantes fueron esenciales durante la pandemia, deben ser también para la legalización de su residencia y actividades productivas.

Durante la mayor crisis de la pandemia, los inmigrantes fueron la mayor fuerza laboral y generadora económica de Estados Unidos. Como no eran beneficiarios de la ayuda económica semanal del gobierno, estaban en el trabajo generando el alimento de los norteamericanos, construyendo viviendas, en las calles pavimentando autopistas y en los restaurantes preparando la comida rápida que iba directamente a los domicilios.

Freddy V., un boliviano que trabajaba en un hotel y que fue suspendido “hasta que pase la pandemia”, relató que durante la crisis sanitaria tuvo que optar “por lo que venga” y conducía una “troca” (camión) cargada de alimentos y los distribuía en restaurantes de comida rápida de Washington DC. “Los que trabajamos éramos latinos, estábamos como en la guerra, si te veías con alguien en la calle era un aliado tuyo; un latino trabajando a quien saludabas efusivamente, en los restaurantes latinos, en las construcciones latinos. O sea, como no recibíamos ayuda del gobierno teníamos que ir a buscar trabajo donde sea, los latinos fuimos el sostén económico de Estados Unidos”, explicó.

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Implementado por Marcelo Colpari – BOLIVIA PRENSA