Con el 25,37% de los votos escrutados, el resultado se volvió irreversible: José Antonio Kast fue elegido como el próximo Presidente de la República de Chile.

El líder del Partido Republicano asumirá el mando del país con la promesa de implementar un “Gobierno de emergencia”, centrado en seguridad, migración y ajuste fiscal.

La victoria de Kast marca un hito histórico en la política chilena. Es la primera vez que un dirigente que apoyó el “Sí” en el plebiscito de 1988 llega a la Presidencia, consolidando el primer triunfo electoral de la ultraderecha en el Ejecutivo.

Durante la campaña, el exdiputado UDI estructuró su discurso en torno a la seguridad ciudadana, el control migratorio y el orden público, evitando temas valóricos sensibles para su sector, como el aborto y las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Su narrativa se construyó sobre una crítica directa al Gobierno de Gabriel Boric, al que calificó como un “mal gobierno”, presentándose como la alternativa de cambio.

Kast asumirá el 11 de marzo de 2026 con un Congreso Nacional inclinado mayoritariamente a la derecha, escenario que le permitirá avanzar con mayor facilidad en su agenda. En la Cámara de Diputadas y Diputados, la coalición Cambio por Chile contará con 42 escaños, mientras que Chile Grande y Unido tendrá 34. En el Senado, Cambio por Chile sumará 6 representantes y Chile Grande y Unido 5, entre las nuevas autoridades que asumirán hasta 2034.

En economía, el presidente electo plantea un ajuste fiscal de USD 6.000 millones en 18 meses, con recortes al gasto público, eliminación de cargos por influencia política y revisión del sistema de licencias médicas.

En pensiones, propone terminar con el préstamo obligatorio del 1,5% de los fondos previsionales al Estado —el denominado “Chao préstamo”— y garantiza la continuidad de la Pensión Garantizada Universal (PGU). Además, promete eximir del pago de contribuciones a la primera vivienda.

En migración, impulsa un plan de deportaciones aceleradas, con hasta 2.000 vuelos para personas en situación irregular, con un costo estimado de USD 300 millones, e incluso plantea que los migrantes colaboren con el financiamiento de su retorno.

En seguridad pública, su “Plan Implacable” contempla cárceles de máxima seguridad, aislamiento total para líderes del narcotráfico, prohibición de narcofunerales, endurecimiento de penas a bandas criminales y despliegue de fuerzas especiales para recuperar territorios dominados por la delincuencia.

En salud, anunció el “Plan Zero” para eliminar las listas de espera mediante derivaciones al sector privado, con una inversión única de USD 770 millones, además de una reforma laboral para el personal sanitario.

En vivienda, propone la “Operación Sitio 3.0”, con subsidios de hasta 1.000 UF para adquisición de terrenos o autoconstrucción, junto con una fuerte agilización de permisos y trámites.

Con este escenario, José Antonio Kast inicia su mandato con respaldo electoral, mayoría parlamentaria y una agenda de confrontación, que anticipa un periodo de alta polarización política en Chile.