Un equipo de arqueólogos ha descubierto los restos de un templo de Tiwanaku previamente desconocido en los Andes bolivianos.
Tiwanaku es una una de las civilizaciones antiguas más enigmáticas de Sudamérica, por lo que su hallazgo se considera un gran avance en la comprensión de esta cultura que floreció cerca del lago Titicaca, hace más de un milenio.
El hallazgo se produjo en Palaspata, un lugar apenas conocido en la región altiplánica, donde se ha identificado un monumental complejo ceremonial que podría redefinir lo que se conoce sobre el alcance territorial y político del antiguo Estado Tiwanaku.
Según publica National Geographic, las conclusiones del descubrimiento, liderado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania y colaboradores bolivianos, se han publicado en la revista Antiquity.
La investigación presenta pruebas sólidas de la existencia de un templo al estilo Tiwanaku en una zona que hasta ahora se consideraba periférica.
Este descubrimiento, además de abrir nuevas preguntas sobre la expansión política de esta cultura, plantea hipótesis relevantes sobre cómo se articulaban las relaciones de poder y comercio en los Andes preincaicos.
Esta antigua sociedad representó uno de los primeros ejemplos de civilización en los Andes y es precursora del imperio inca, pero desapareció misteriosamente hace unos mil años. Hoy, gracias a este hallazgo, conocemos un poco más esta poderosa sociedad extinta.
El templo se encuentra a unos 215 kilómetros al sureste del centro ceremonial de Tiwanaku, en una colina del actual municipio de Caracollo. Durante años, el sitio pasó desapercibido para los investigadores, a pesar de que los pobladores locales conocían su existencia.
Fue necesario que un estudio de impacto ambiental, realizado para ampliar una carretera nacional, iniciara un registro arqueológico más detallado.
Lo sorprendente es que esta ubicación conecta tres regiones ecológicas distintas: los fértiles valles interandinos de Cochabamba, el altiplano árido adecuado para la cría de llamas, y las tierras agrícolas del entorno del lago Titicaca. Como señalan los autores, "el complejo representa un nodo de entrada que materializaba efectivamente el poder y la influencia del Estado Tiwanaku".
"Su sociedad colapsó alrededor del año 1000 d. C. y estaba en ruinas para cuando los incas conquistaron los Andes en el siglo XV", afirmó José Capriles, profesor asociado de antropología de la Universidad Estatal de Pensilvania y autor principal de un estudio, citado por National Geographic
“En su apogeo, contaba con una estructura social altamente organizada, dejando tras de sí restos de monumentos arquitectónicos como pirámides, templos con terrazas y monolitos, la mayoría de los cuales se encuentran distribuidos en sitios alrededor del lago Titicaca. Si bien sabemos que el control y la influencia de Tiwanaku se extendieron mucho más allá, los académicos debaten cuánto control real tenía sobre lugares distantes”, detalló.
LA NUEVA “JOYA ARQUEOLÓGICA” DEL PAÍS
Lo que acaban de descubrir los arqueólogos en la cima de una colina conocida por los agricultores indígenas locales que nunca fue explorada a fondo por los investigadores debido a su ubicación, es uno de estos templos monumentales.
Se trata del templo de Palaspata, un sofisticado complejo ceremonial de 125 x 145 metros (y 15 recintos rectangulares que rodean un patio central), situado a unos 200 kilómetros al sureste del sitio principal de Tiwanaku, cerca del famoso lago Titicaca, que ofrece nuevas perspectivas sobre cómo el estado de Tiwanaku controlaba las rutas comerciales que conectaban el altiplano boliviano con los fértiles valles orientales hace más de mil años.
“La ubicación del templo de Palaspata no fue aleatoria, sino absolutamente estratégica. Palaspata ocupaba un enclave de valor estratégico inigualable: en su entorno convergían tres ecosistemas muy distintos.
Por un lado, las tierras altas que circundaban el lago Titicaca, ricas en minerales y frutos de altura; por otro, las estepas del Altiplano, secas y ventosas, donde el pastoreo de llamas tejía la vida cotidiana; y, finalmente, los valles andinos de Cochabamba, generosos en cosechas y riego”, dice esa revista.
Este cruce de paisajes no solo suministraba recursos vitales para esta cultura, sino que convirtió a Palaspata en un nudo esencial dentro de la red de Tiwanaku: un punto de encuentro para caravanas de intercambio, un puente cultural entre comunidades y un escenario privilegiado para rituales y peregrinaciones.
Según los expertos, su disposición parece alineada para realizar rituales tras el equinoccio solar, momento en el que el Sol se encuentra directamente sobre el ecuador. Su estructura remite de inmediato a los recintos escalonados rematados por patios hundidos que definen el sello arquitectónico de Tiwanaku, tal como sucede en el emblemático Kalasasaya