Miércoles, 30 Julio 2025
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¿Quién ganará en las elecciones de agosto? Bolivia entre el desencanto y la incertidumbre

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A menos de un mes para las elecciones presidenciales de agosto, el panorama político en Bolivia se presenta más incierto que nunca.

La pugna entre las fuerzas tradicionales de derecha e izquierda no logra despertar entusiasmo ciudadano, mientras los candidatos en carrera generan más dudas que esperanza.

En un país donde la desconfianza hacia la clase política crece a pasos agigantados, se hace difícil predecir quién ocupará la silla presidencial.

Los antecedentes políticos y electorales muestran una clara fractura en todos los frentes.

En la izquierda, el Movimiento al Socialismo (MAS) atraviesa una de sus peores crisis internas: dividido entre el liderazgo desgastado de Evo Morales y las figuras emergentes que no logran consolidarse, como Andrónico Rodríguez, cuyo discurso no convence ni siquiera a sectores históricos del partido.

En el bloque de la derecha, los nombres no son nuevos. Figuras como Manfred Reyes Villa, Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga –de lograr participar plenamente– no escapan del calificativo de "dinosaurios políticos", arrastrando pasados polémicos, procesos judiciales y una imagen de oportunismo.

A esto se suma la aparición de nuevas alianzas sin propuestas claras, que más parecen rejuntes electorales que proyectos de país.

Ninguno de los candidatos en contienda goza de un respaldo popular sólido. Las encuestas –muchas veces cuestionadas por su falta de transparencia– muestran un voto fragmentado, un alto nivel de indecisos y un creciente ausentismo proyectado.

Lo que se percibe en las calles y redes sociales es una ciudadanía desencantada, que no se siente representada por ninguna de las opciones actuales.

El descrédito generalizado de la clase política ha creado un escenario donde el "voto útil" o el "mal menor" podría decidir la elección.

La ausencia de líderes con visión de futuro, integridad y compromiso real con los problemas estructurales del país hace que muchos bolivianos vean las elecciones como una obligación, no como una oportunidad de cambio.

¿Quién ganará en agosto? La respuesta, por ahora, es incierta. Lo que sí está claro es que Bolivia se juega mucho más que una elección: se juega la posibilidad de reconstruir la confianza entre Estado y ciudadanía.

Si los políticos no escuchan el grito silencioso del pueblo, la gobernabilidad futura será aún más frágil que la campaña que hoy protagonizan. (FAUSTO COLPARI)

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Implementado por Marcelo Colpari – BOLIVIA PRENSA