El alcalde municipal de Cochabamba, Manfred Reyes Villa dijo ayer que la crisis económica en Bolivia afecta de manera significativa a la población en diversos sectores. Factores como la reducción de ingresos fiscales, el aumento de la deuda externa, la caída de las reservas internacionales netas (RIN), el déficit comercial y la devaluación del boliviano impactan en la estabilidad económica del país.
Aunque la inflación en Bolivia históricamente ha sido baja, los problemas de abastecimiento de productos básicos y el alza en los precios de alimentos y combustibles han generado un mayor costo de vida.
CARENCIA DE DIESEL
La carencia de diésel en Bolivia está generando una crisis multifacética que afecta sectores clave de la economía y la vida diaria, como la seguridad alimentaria, las obras públicas y la gestión de residuos.
La escasez de diésel afecta el traslado de productos agrícolas desde las áreas rurales hacia los mercados urbanos, lo que provoca desabastecimiento y aumento en los precios de alimentos básicos.
Las empresas constructoras, dependientes de maquinaria pesada que utiliza diésel, se han visto obligadas a detener proyectos. Esto no solo retrasa el desarrollo de infraestructura, sino que también impacta en la generación de empleo.
Los camiones recolectores de basura también necesitan diésel. Su falta está llevando a una acumulación lo que aumenta el riesgo de problemas sanitarios y ambientales.
Los transportistas, que dependen en gran medida del diésel, han reportado largas filas en estaciones de servicio y retrasos en el suministro de bienes, lo que encarece los costos logísticos y agrava la crisis.
La dependencia del diésel importado, sumada a la caída de las reservas internacionales, ha dificultado el abastecimiento.
La falta de inversión en refinerías y producción interna de combustibles ha agravado la situación.
Expertos recomiendan una reestructuración integral del sector energético, enfocándose en inversiones para aumentar la producción interna y reducir la dependencia de importaciones.
CAPITALISMO ESTATAL
El capitalismo Estatal, modelo económico adoptado por Bolivia desde la llegada del MAS al poder en 2006, enfrenta serias dificultades que han llevado a cuestionar su viabilidad y a plantear la necesidad de un nuevo enfoque económico.
Este modelo, caracterizado por un fuerte control estatal sobre sectores estratégicos como los hidrocarburos, minería y electricidad, combinaba redistribución social con dependencia de los ingresos generados por la exportación de materias primas.
Bolivia no diversificó su economía, manteniendo su dependencia de las exportaciones de gas natural y minerales. Con la caída de los precios internacionales y la reducción de la demanda de gas por parte de Brasil y Argentina, los ingresos estatales se desplomaron.
Las reservas internacionales netas (RIN), que alcanzaron su pico en 2014, han disminuido drásticamente, limitando la capacidad del gobierno para mantener subsidios, importaciones y la estabilidad cambiaria.
Las empresas estatales no lograron generar ganancias significativas ni mejorar su productividad. En muchos casos, estas han operado con pérdidas, aumentando la presión sobre las finanzas públicas.
CAMBIAR DE MODELO ECONOMICO
Manfred Reyes Villa considera que es necesario impulsar sectores como la agroindustria, manufactura y turismo para reducir la dependencia de las materias primas.
Generar confianza para atraer inversión nacional y extranjera, estableciendo un marco regulatorio claro y amigable para los negocios.
Fomentar la educación técnica y científica para desarrollar capacidades humanas que impulsen nuevos sectores productivos, como la economía digital o las energías renovables.
Incorporar al sector privado en proyectos de infraestructura y servicios, optimizando recursos y eficiencia.
Combatir la corrupción y garantizar la transparencia en la gestión pública para recuperar la confianza ciudadana y empresarial.
El fracaso del capitalismo de Estado en Bolivia refleja la necesidad urgente de un replanteamiento estructural que equilibre el rol del Estado con el dinamismo del sector privado.