La Paz, 21 de mayo de 2025.- Bolivia atraviesa una profunda crisis económica y energética que se refleja en el encarecimiento acelerado del costo de vida. La población enfrenta precios nunca antes vistos en productos básicos, mientras el sistema político parece más enfocado en la campaña electoral que en ofrecer soluciones concretas.
En los mercados, el kilo de carne se vende entre 50 y 70 bolivianos, el litro de aceite cuesta 20 bolivianos, y la canasta familiar ha duplicado su valor en los últimos meses. El dólar, cuya demanda crece ante la incertidumbre económica, ya se comercializa en el mercado paralelo a 20 bolivianos, alimentando la inflación.
A esta situación se suma el desabastecimiento de combustibles. Las largas filas para conseguir gasolina y diésel son parte del paisaje cotidiano en varias ciudades del país, afectando el transporte y encareciendo aún más los productos de primera necesidad.
En este contexto, los partidos políticos gastan millones en campañas, sin que hasta ahora se presenten propuestas claras para enfrentar la crisis energética ni políticas económicas realistas que estabilicen la situación. Analistas advierten que, de continuar esta tendencia, se podrían agudizar los conflictos sociales en el corto plazo.
Diversos sectores sociales han comenzado a exigir al gobierno y a la oposición un pacto nacional para recuperar la estabilidad económica y garantizar el acceso a servicios y productos esenciales. (FAUSTO COLPARI)