Una emotiva peregrinación de 25 advocaciones marianas de Bolivia y el mundo al Santuario de la Virgen de Urkupiña, reafirmó este sábado la esencia espiritual y religiosa de la “Fiesta de la Integración”. Quillacollo y los miles de fieles ya viven la festividad a plenitud por segundo año después de la pandemia del Covid-19.
El “Encuentro de las advocaciones marianas” se realizó tras dos años de suspensión con la organización de la Parroquia de Quillacollo y el apoyo de periodistas y medios de comunicación locales.
La peregrinación comenzó a las 9:00 en la capilla de Rosario Tacata, al Oeste del centro de Quillacollo, y recorrió por las calles Sucre, Tomás Bata, 1º de Mayo y Héroes del Chaco para finalmente apostarse en el atrio del templo de San Ildefonso donde se realizó la solemne eucaristía presidida por monseñor Iván Vargas, párroco de Quillacollo y obispo Auxiliar de Cochabamba.
Las advocaciones fueron trasladadas en procesión, y tras celebrarse la sagrada eucaristía, cada una de las imágenes, ingresó al interior del templo de San Ildefonso donde fueron colocadas en un lugar de privilegio para ser visitadas por miles de devotos que se dieron cita desde remotos lugares de Bolivia y el mundo.
Cada una de las imágenes nacionales e internacionales peregrinó acompañada de su feligresía devota, destacándose los genuinos sentimientos marianos y católicos. Por cerca de 20 años, excepto los dos años de pandemia, la Virgen de Urkupiña, no sólo fue la anfitriona, sino la imagen integradora de fe y devoción en la Virgen María, en sus diferentes manifestaciones.
Según el párroco Iván Vargas, se trató de una jornada de profundo recogimiento espiritual, libre de manifestaciones paganas y materiales. Prevaleció la fe y devoción de miles de fieles que acompañaron con unción católica a sus respectivas advocaciones marianas.
“Con la peregrinación de las advocaciones comenzó oficialmente la faceta religiosa de la fiesta de Urkupiña. Felicitamos a todos los creyentes de las imágenes por su sacrificio de peregrinar a Quillacollo llevando en andas a sus respectivas advocaciones”, dijo.
Quienes tuvieron la oportunidad de visitar el Santuario de Urkupiña quedaron encantados y conmovidos, no sólo por la presencia de las 25 advocaciones, sino por los decorados en el interior del templo donde destacan ángeles y ramos de lilio perfumados de colores amarillo y blanco, además de otros adornos al ingreso de donde cuelgan luces brillantes en medio de sedas blancas.
El Santuario de la Mamita de Urkupiña impacta porque reina un ambiente de recogimiento espiritual y florido de donde emanan perfumes y fragancias que aumentan los sentimientos de fe y devoción en la Mamita. Cientos de personas se postran ante la sagrada imagen en agradecimiento por los favores recibidos y augurando los nuevos pedidos.
Entre las advocaciones que conmovieron hasta las lágrimas en el trayecto de la peregrinación y el atrio del templo de San Ildefonso, figuran la Virgen de Copacabana de La Paz, la del Carmen de La Paz, la del Socavón de Oruro, la de Chaguaya de Tarija, la de Guadalupe de Sucre, Encarnación de Potosí, Nuestra Señora de Asunción de Llallagua, María Auxiliadora de Cochabamba, Rosario de Vinto, de Charapaya de Independencia y la de Chuchulaya de la parroquia Compañía de Jesús.
También están las imágenes internacionales de Guadalupe de México, Aparecida de Brasil, Luján de Argentina, del Rosario de Chiquinquirá de Colombia, la de El Quinché de Ecuador, Caacupé de Paraguay, Lourdes de Francia, Inmaculada Concepción, Fátima de Portugal, la de la Medalla Milagrosa de Francia, Nuestra Señora de Todos los Pueblos de Holanda, María Reina de la Paz de Medjugorje, la Virgen Niña junto a sus padres Joaquín y Santa Ana y la Virgen del Amparo de Sacaba.
Las imágenes fueron acompañadas por residentes y otros feligreses, y en algunos casos por efectivos policiales y músicos tradicionales.
El vicario del templo de San Ildefonso, Juan Carlos Molina, durante la explicación del sentido religioso de la festividad, detalló que las advocaciones son como un título que se le coloca a la Virgen María según el lugar donde se le rinde devoción, según el acontecimiento por el cual se le rinde culto u otra circunstancia referida a la humanidad.
Como ejemplo citó, la Virgen de Fátima, por su parición en Fátima, Portugal, en 1917; la Virgen de Lourdes, también por una aparición en una población de ese nombre en Francia.
La Virgen del Socavón hace referencia a que esa imagen fue encontrada en un socavón minero, a finales del siglo XVIII en Oruro, Bolivia. Por su lado, sobre la Virgen de Cotoca, en el tiempo de la colonia, esclavos que huían del patrón que quería asesinarlos encontraron la imagen oculta dentro de un árbol en una localidad cerca de Cotoca, en Santa Cruz.
Lo mismo ocurre con Urkupiña, que es la palabra castellanizada del quechua “está en el cerro”, y que fue hallada en el Calvario, muy cerca del rancherío de Cota a finales del Siglo XVII.
“Viene a decirnos la manera como la Virgen María se hizo presente en un momento de la historia de este pueblo y adquirió esta devoción tan maravillosa que hasta hoy le rendimos”, sostuvo.
La advocación es un sobrenombre que se le pone después del nombre de María a una situación especial de acuerdo al lugar o a la circunstancia de la aparición.
“Estas imágenes evocan distintos momentos de la vida de la Virgen María”, agregó.