Indígenas Uru Murato de Puñaca Tinta María prepararon una misa blanca para que Dios y la Qutamama (madre agua) les conceda un milagro, a través de la lluvia y así pueda retornar el agua al lago Poopó de Oruro, convertido hoy en un desierto de tierra árida y salada.
La mesa, compuesta por dulces y flores, vino y otros productos fue ofrendanda este jueves. Los indígenas, que hace más de tres décadas vivían del lago, esperan un milagro, como sucedió en 2017, cuando se realizó otra ofrenda.
"En 1984 este lago era profundo y nuestros abuelos y padres vivían en este lago. Pero ahora nosotros estamos sobreviviendo, porque no hay agua, esperamos que Dios Padre y la Qutamama nos mande la lluvia para que el lago retorne", expresó Luis Valero, quien es Quta Mallku de los Urus del lago Poopó, primera autoridad.
En julio, 24sietenoticias, publicó dos notas, en el que muestra cómo las comunidades, en especial Puñaca Tinta María, recolectaban conchillas para subsistir, también, aves muertas que perecen por falta de agua.
La primera autoridad de la comunidad Uru espera que los alcaldes, Gobernación y representantes nacionales se acuerden de este pueblo milenario, tras haber perdido su hábitat sólo les queda orar y pedir un milagro.
Hace unas semanas, medios internacionales reflejaron la tragedia del algo, que era el segundo más importante de Bolivia y advertían que el mismo no retornaría por varios factores, el principal el desvío de los canales de agua que alimentan al Poopó y por la sequía.
El agua que existía en el lago, donde navegaban con sus totoras los Uru Murato, ahora hay restos de charcos que están cerca de la comunidad Choro.