José Alberto Mujica Cordano (Montevideo, Uruguay, 20 de mayo de 1935), conocido también como Pepe Mujica, ha muerto a los 89 años de edad como consecuencia de un cáncer de esófago que le fue diagnosticado en abril de 2024, y que se agravó a principios de este año al expandirse al hígado.
Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo.
Fue el pasado enero cuando el expresidente uruguayo manifestó que no estaba dispuesto a recibir más tratamientos, después de recibir 31 sesiones de radioterapia para tratar la enfermedad.
“Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo meses atrás en una entrevista concedida al medio uruguayo Búsqueda.
La última vez que se dejó ver en público fue en octubre, cuando participó en el cierre de campaña del Movimiento de Participación Popular para las elecciones presidenciales que se celebraron en el país charrúa.
Durante la fase terminal de su cáncer, recibió cuidados paliativos para sobrellevar el dolor, tal y como reveló la exvicepresidenta y exsenadora Lucía Topolansky, a una radio uruguaya.
Nacido en 1935 en la capital uruguaya, Mujica desciende de emigrantes vascos con origen en la localidad de Múgica (Vizcaya). Cursó estudios tanto primarios, como secundarios, en la escuela y liceo público del barrio Paso de la Arena, en Montevideo. Durante su juventud, trabajó en el campo, hecho que despertó su interés por las cuestiones agrícolas.
Fue en los años 60 cuando se convirtió en integrante del movimiento guerrillero de Liberación Nacional-Tupamaros, inspirado en la Revolución cubana, al mismo tiempo que trabajaba en su chacra.
Fue perseguido y encarcelado en 1972, durante el periodo de la dictadura militar. No fue hasta 1985, con el regreso de la democracia, cuando fue liberado junto a otros presos tras aplicarse una ley que contemplaba una amnistía de delitos políticos cometidos a partir de 1962.
Transcurridos cuatro años de su puesta en libertad, en 1989, Mujica entró en política. Lo hizo mediante la creación del Movimiento de Participación Popular, que fundó junto a otros exguerrilleros y líderes de izquierda, como parte del Frente Amplio. En 1994, fue elegido diputado por Montevideo, y en 1999, senador.
El auge del Frente Amplio se consolidó a principios de los 2000. De hecho, en 2005, fue designado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca en el mandato de Tabaré Vázquez. Un cargo que ocupó hasta el año 2008, cuando fue relevado por Ernesto Agazzi. La labor realizada fue capital para catapultarle a la presidencia de Uruguay en 2010.
Durante su mandato, la apuesta firme por las medidas sociales marcó en gran medida su gestión. Con él en la presidencia, Uruguay se convirtió en uno de los primeros países latinoamericanos en legalizar el matrimonio igualitario, siendo Argentina pionera en este aspecto. También se hicieron realidad otras como la despenalización del aborto, y la legalización de la marihuana.
A nivel social, destacó el conocido Plan Juntos, con el fin de garantizar el acceso a la vivienda a familias con escasos recursos. Pese a la crisis económica y financiera de 2008, el crecimiento económico se mantuvo, e incluso descendió el porcentaje de población en situación de pobreza, reduciéndose la desigualdad en el país.
También aumentó el salario mínimo. En el ámbito educativo, se llevó a cabo la creación de la Universidad Tecnológica (UTEC), la segunda universidad pública de Uruguay. Sin embargo, no prosperó la reforma educativa. “Quería descentralizarlo y darle carácter local. Fracasé”, reconoció años después en una entrevista en La Sexta. Más allá de ello, su gestión fue aprobada por casi el 70% de la ciudadanía uruguaya.
Pepe Mujica fue reconocido, principalmente, por su estilo de vida austero, así como por su compromiso con la agricultura. De hecho, donó gran parte de su salario durante su gobierno a organizaciones benéficas.
Su trayectoria, así como su modo de ver la política y su compromiso en la lucha contra la pobreza, le permitieron convertirse en uno de los principales referentes de la izquierda de Latinoamérica.
En muchas ocasiones, se mostró muy crítico con el consumismo y la sociedad consumista. “Estamos construyendo una civilización de gente que se autoexplota”, dijo al programa Lo de Évole.