La Paz, 5 de abril de 2025 — Bolivia celebrará elecciones presidenciales el próximo 17 de agosto, en un escenario marcado por una fuerte crisis política y una delicada situación económica.

La división interna del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de gobierno, ha reconfigurado el mapa electoral y podría abrir nuevas posibilidades para la oposición.

El presidente Luis Arce encara su mandato en medio de tensiones con el expresidente Evo Morales, quien, tras ser inhabilitado como candidato y quedar fuera del control del MAS, decidió lanzar un nuevo partido político llamado "Evo Pueblo". Morales anunció que buscará postularse mediante otra sigla política pese a la orden judicial en su contra.

Este conflicto interno ha debilitado al MAS, que alguna vez fue el partido más fuerte del país. Mientras tanto, líderes de oposición como Carlos Mesa, Jorge "Tuto" Quiroga, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho han firmado un acuerdo para buscar una candidatura unificada que logre derrotar al oficialismo en las urnas, sin embargo al momento la llamada la juntucha se encuentra quebrada por discrepancia por un una encuesta.

La situación económica no es menos compleja. Bolivia enfrenta una escasez de diésel y gasolina, dificultades en el acceso a divisas y una creciente presión social. En julio de 2024, el Comité Pro Santa Cruz solicitó al gobierno adelantar las elecciones como salida a la crisis.

Pese al contexto adverso, el presidente Arce ha insistido en que el país "está encaminado hacia la recuperación", y ha defendido su gestión destacando la inversión en hidrocarburos y la industrialización como pilares de su estrategia económica para este 2025.

Las elecciones del 17 de agosto se perfilan como unas de las más impredecibles y trascendentales en la historia reciente de Bolivia. La ciudadanía decidirá entre la continuidad del proyecto del MAS, un retorno del "evismo" o una nueva etapa liderada por la oposición. (FAUSTO COLPARI)