Miércoles, 11 Junio 2025
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Crisis política y económica se agudiza en medio de tensiones preelectorales

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Bolivia atraviesa una de sus etapas más delicadas en lo político y económico desde el retorno a la democracia. Con un país dividido, una economía en franco deterioro y una creciente presión social, el escenario nacional se torna incierto de cara a las próximas elecciones presidenciales.

A esto se suma la creciente influencia de actores políticos inhabilitados legalmente, pero con fuerte arrastre en sectores radicales.

Uno de los factores que agrava la tensión es el intento de retornar a la arena política por parte del expresidente Evo Morales, quien actualmente se encuentra inhabilitado para postularse a la presidencia debido a restricciones impuestas por el Tribunal Constitucional y procesos judiciales pendientes.

Pese a ello, sectores afines al Movimiento al Socialismo (MAS) han iniciado movilizaciones, bloqueos y marchas exigiendo su habilitación, medidas que han paralizado regiones clave del país.

El alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, ha sido enfático en su crítica a estos movimientos. “Gracias al desgobierno de Evo y el MAS por más de 14 años, se despilfarraron los recursos del Estado. Se farrearon el dinero del gas y nunca hubo visión sobre el desarrollo del país”, declaró recientemente en una entrevista.

Reyes Villa también alertó sobre el impacto de los actuales bloqueos: “Los masistas ahora, a la fuerza, quieren llegar al poder, y lo hacen afectando a los más pobres con medidas que destruyen la economía informal y el comercio minorista”.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y proyecciones del Banco Central, Bolivia enfrenta una caída sostenida de sus reservas internacionales netas, déficit fiscal creciente y una inflación que ha empezado a sentirse en productos de la canasta básica. El modelo de subsidios implementado durante los años de bonanza gasífera ya no es sostenible, y el país sufre ahora las consecuencias de una economía altamente dependiente de las exportaciones de hidrocarburos y minerales, sin haber diversificado su aparato productivo.

Los economistas coinciden en que las malas decisiones del pasado han dejado al país vulnerable. “Se perdió la oportunidad histórica de invertir en industrialización y tecnología. Hoy dependemos del contrabando y de la informalidad, y eso nos está pasando factura”, señala el analista económico Javier Alarcón.

La polarización política ha impedido construir consensos. Desde el ala oficialista, el presidente Luis Arce mantiene un perfil técnico, pero debilitado por las disputas internas dentro del MAS y la sombra constante de Evo Morales.

Por otro lado, la oposición sigue fragmentada, aunque líderes como Reyes Villa han cobrado notoriedad por sus discursos críticos y llamados a un proyecto de unidad nacional.

Mientras tanto, la ciudadanía expresa cansancio ante la inestabilidad. “No se puede vivir con miedo a nuevos bloqueos cada semana. Queremos trabajar, educar a nuestros hijos y tener futuro”, dice Rosa Mamani, comerciante de El Alto.

Con elecciones en el horizonte y un clima social volátil, Bolivia se enfrenta al reto de reconstruir su institucionalidad, reactivar su economía y encontrar líderes con visión de país. La amenaza de una desestabilización mayor sigue latente si las fuerzas políticas no logran establecer un pacto mínimo por la democracia y el bienestar común.

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