Domingo, 29 Junio 2025
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Andrónico Rodríguez, un líder copia de Evo que repite los errores del pasado

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Cochabamba, Bolivia — Andrónico Rodríguez, actual senador y dirigente cocalero del trópico de Cochabamba, vuelve a estar en el centro del debate político nacional. Autodenominado socialista y hombre de izquierda, ha intentado posicionarse como heredero natural de Evo Morales. Sin embargo, su discurso y accionar lo alejan de las verdaderas necesidades del pueblo boliviano.

Andrónico, como nuevo rostro del viejo MAS, no representa un cambio sino una continuidad del fracaso. Su falta de propuestas claras, su vínculo estrecho con sindicatos cocaleros cuestionados y su nulo compromiso con la modernización del país lo alejan de la ciudadanía que exige una nueva política con visión de futuro.

Rodríguez fue duramente cuestionado tras haberse ausentado de la inauguración de la Feria Exposición Agropecuaria de Cochabamba, evento clave para el sector productivo y el desarrollo económico regional.

Su falta de presencia fue interpretada como una muestra más del desconocimiento que arrastra respecto a la realidad del país y a las prioridades de los sectores que generan empleo y producción.

En su discurso político, repite la retórica del socialismo del siglo XXI, que ha fracasado en varios países de la región.

Se presenta como defensor de los pobres, pero ha sido criticado por utilizar las necesidades de los sectores más vulnerables como herramienta de campaña, sin ofrecer soluciones concretas ni una visión moderna de desarrollo.

Muchos analistas coinciden en que Rodríguez no ha logrado despegarse de la sombra de Evo Morales. Su estilo, lenguaje y alianzas políticas muestran que sigue atrapado en el mismo esquema de poder que desgastó al Movimiento al Socialismo (MAS), partido que gobernó el país por más de 14 años con una mezcla de autoritarismo, populismo y clientelismo.

ANÁLISIS: EL FRACASO DEL MAS COMO CONDUCCIÓN POLÍTICA

El MAS, que llegó al poder con una agenda de transformación, inclusión y justicia social, ha terminado por convertirse en una estructura cerrada, confrontacional y carente de autocrítica. En lugar de evolucionar, se estancó en discursos del pasado, incapaz de adaptarse a los nuevos retos económicos, institucionales y sociales del país.

Durante su largo mandato, el MAS concentró el poder, debilitó la institucionalidad democrática y promovió una cultura de dependencia estatal. La bonanza económica, basada en el auge del gas, fue mal administrada y desperdiciada sin generar una transformación estructural de la economía. Hoy Bolivia enfrenta una crisis fiscal, caída de reservas internacionales y pérdida de confianza empresarial. (FAUSTO COLPARI)

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