La situación de la antigua Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE) en Bolivia no es de desaparición total, sino de privatización y división, con las operaciones de carga —especialmente las de minerales— aún vigentes y mayormente concentradas en manos privadas.
La red ferroviaria boliviana se dividió y fue capitalizada (privatizada) en 1996, dejando de ser una empresa estatal unificada como ENFE. Actualmente, la operación de los ferrocarriles está en manos de dos empresas concesionarias de capital mixto (privado y fondos de pensiones bolivianos), segmentadas geográficamente:
Ferroviaria Andina S.A. (FCA): Opera la Red Occidental (que conecta el occidente de Bolivia con Chile, Perú y Argentina). Históricamente, el control privado estuvo en manos de un grupo chileno (Cruz Blanca, luego del Grupo Luksic).
En la actualidad, gran parte del paquete accionario privado fue adquirido por el empresario Carlos Gill Ramírez, quien también tiene nacionalidad paraguaya y venezolana, confirmando la presencia del actor venezolano que usted menciona. El otro 50% pertenece a los fondos de pensiones de Bolivia.
La Ferroviaria Oriental S.A. (FO): Opera la Red Oriental (que conecta Santa Cruz y el oriente de Bolivia con Brasil y Argentina).
Inicialmente ENFE fue vendida a la estadounidense Genesee Wyoming, pero también fue adquirida en un 50% por el empresario Carlos Gill Ramírez. El restante 50% es de los fondos de pensiones de Bolivia.
ENFE como tal, existe hoy solo como la "ENFE Residual", una entidad estatal encargada de administrar los bienes no transferidos en la capitalización, como algunos inmuebles y la responsabilidad social.
EL CASO MINA SAN CRISTÓBAL Y EL TRANSPORTE DE MINERALES
La denuncia sobre la operación entre la Mina San Cristóbal y la costa chilena es correcta en su esencia. Mina San Cristóbal es uno de los yacimientos de plata, zinc y plomo más grandes del mundo, ubicada en Potosí. Actualmente, es propiedad de la minera canadiense San Cristóbal Mining Inc. (anteriormente propiedad de la japonesa Sumitomo Corporation).
El concentrado de minerales se transporta en tren desde la mina a través de las vías de la Ferroviaria Andina (FCA) hasta la frontera con Chile, donde conecta con el Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB) —una empresa chilena (propiedad de Antofagasta PLC, del Grupo Luksic)— que lo lleva a los puertos chilenos de Antofagasta y Mejillones para su exportación.
Las redes ferroviarias en Bolivia, especialmente la Occidental (FCA), están enfocadas principalmente en el transporte de carga pesada, siendo el mineral la mercancía más importante.
Esto explica la percepción de que "desaparecieron" los trenes, ya que el servicio de pasajeros se redujo drásticamente en muchas rutas después de la capitalización, aunque aún se mantienen algunos servicios turísticos o esporádicos en ciertas secciones.
EL SILENCIO GUBERNAMENTAL Y LA IMPORTANCIA ESTRATÉGICA
El relativo "silencio" del gobierno sobre este tema se debe, en parte, a que la red ferroviaria boliviana, a pesar de la capitalización, sigue siendo vital para la economía del país, particularmente para la exportación de minerales, soya y otros productos agrícolas, además de la importación de insumos (como combustibles).
Aunque la administración es privada, el Estado boliviano mantiene una participación a través de los fondos de pensiones. Sin embargo, las decisiones operativas y logísticas que benefician a las empresas mineras (como la de San Cristóbal) están ligadas a los contratos de concesión.
MINERALES ESTRATÉGICOS: El transporte de concentrados de zinc, plata y plomo, que son minerales de alto valor, genera ingresos significativos para las empresas concesionarias y divisas para el país.
En resumen, los trenes bolivianos no han desaparecido, sino que se transformaron en un negocio de transporte de carga internacional controlado por consorcios privados y los fondos de pensiones bolivianos, relegando el transporte de pasajeros y las redes internas a una escala mínima. (FAUSTO COLPARI)