En Bolivia, las redes sociales se han convertido en escenario de una despiadada guerra sucia donde los principales protagonistas, Tuto Quiroga, Rodrigo Paz y Edman Lara, dedican más tiempo a ataques personales y frivolidades que a presentar soluciones concretas para el país.

Mientras estos actores políticos se enfrascan en polémicas vacías y campañas mediáticas millonarias, la realidad nacional golpea con fuerza: la crisis económica se profundiza, la inflación reduce el poder adquisitivo de las familias, el hambre se extiende en miles de hogares, el desempleo no da tregua y los hechos delincuenciales aumentan cada día.

El pueblo boliviano, que clama por empleo, estabilidad y seguridad, observa con indignación cómo se dilapidan recursos en espectáculos de campaña sin contenido. La pregunta que se hacen muchos ciudadanos es inevitable: ¿de dónde provienen los dólares que financian estas campañas ostentosas en un país que se desangra por la pobreza?

La ausencia de propuestas serias y de planes inmediatos para superar la penuria económica refleja un desprecio absoluto por la realidad social. Los políticos parecen más interesados en la pugna por el poder que en dar respuestas a los problemas urgentes de la población.

La historia reciente nos recuerda que las guerras sucias jamás resolvieron la crisis de un país. Hoy Bolivia necesita líderes que trabajen con responsabilidad, que presenten proyectos viables y que devuelvan la esperanza a millones de bolivianos que sobreviven entre la escasez y la incertidumbre.

El pueblo merece soluciones, no shows mediáticos. (FAUSTO COLPARI)