El expresidente Evo Morales podría quedarse afuera del partido gobernante de Bolivia, que lideró por más de tres décadas, en un crucial congreso partidario que comenzó este viernes y que fue organizado por seguidores de su heredero político y ahora adversario, el presidente Luis Arce.
La mayor parte de los sindicatos y organizaciones sociales afines al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), que respaldan a Arce, convocaron a un congreso para elegir al sucesor de Morales con el apoyo de un tribunal constitucional que ha instalado un órgano electoral.
Morales, que ha quedado en minoría y sólo conserva el respaldo de los cocaleros, podría quedarse sin oportunidades de postularse para los comicios presidenciales de 2025.
El Tribunal Supremo Electoral declaró ilegal el congreso que lo reeligió jefe del MAS el año pasado y el nuevo congreso que convocó el exmandatario para junio no tiene respaldo legal.
El presidente boliviano, Luis Arce, asiste a un ritual indígena para honrar a la Pachamama, o Madre Tierra, antes de pronunciar su discurso anual sobre el Estado de la Nación en el palacio presidencial de La Paz, Bolivia, el 22 de enero de 2024.
“Nos hemos equivocado con Lucho (Arce). Destrozó la economía y está destrozando la democracia. A este paso, con el apoyo de jueces se va a prorrogar en el cargo. Cualquier conflicto que surja será su responsabilidad”, dijo Morales el viernes desde una radio de los cocaleros, cuyo sindicato dirige desde hace cuatro décadas.
A su vez amenazó con llamar a protestas contra quien fuera el ministro de Economía de su presidencia (2006-2019).
Para Arce la facción de Morales representa a la “nueva derecha” que se ha sumado a la “derecha tradicional” para desestabilizar a su gobierno “por ambiciones de una sola persona (Morales) que sólo busca satisfacer su sed de poder”, dijo el mandatario el miércoles en la marcha del Día del Trabajador.
“Arce no quiere ser jefe del partido, le interesa ser candidato del MAS y Morales está cosechando lo que ha sembrado, es decir, una justicia corrupta sometida al poder”, dijo el analista político Paul Coca.
Arce ha dicho a sus partidarios que los “movimientos sociales no tienen dueño", mientras los seguidores de Morales tildan a Arce de “traidor”.
El divorcio en el partido gobernante comenzó hace más de dos años y dejó en minoría a la facción de Arce en la Asamblea Legislativa. Los seguidores de Morales han bloqueado la aprobación de nuevos créditos y el gobierno atribuye el agravamiento de la crisis económica a ese bloqueo legislativo.
Arce afronta un difícil momento económico, críticas por presunta corrupción y acusaciones de un supuesto contubernio con jueces. La caída en los ingresos por exportaciones está agudizando la escasez de dólares en el mercado y el costo de vida se ha elevado, según diversos estudios.
Más que una crisis interna en el partido gobernante, estamos frente a un agotamiento del modelo populista que encarnó Morales en 2006 tras el derrumbe de los partidos tradicionales, dijo el analista y profesor universitario Roger Cortez.
En tanto, las divisiones internas y los juicios impulsados desde el gobierno por la crisis de 2019 —que derivó en la renuncia de Morales— le han restado fuerza política a la dividida oposición de centro y de derecha, según los expertos.