El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, arremetió contra Evo Morales después de que el expresidente publicó una carta de cuatro páginas donde acusa de “venganza personal” y de “traición” a Luis Arce.
En criterio de Del Castillo, la carta “obviamente no fue redactada” por Evo Morales.
Mediante sus redes sociales, el Ministro afirmó que Evo Morales no es el mismo del año 2005 y “traicionó todos los principios de la revolución al no respetar la democracia interna, las organizaciones sociales y buscar a toda costa su reelección”.
Acusó a Morales de angurria de poder y de victimizarse todo el tiempo.
Consideró que Evo se cree “un mesías de papel que salvará al país del entuerto en el que él mismo creó por sus errores, por su angurria de poder y por su bloqueo a la economía y al pueblo”.
Del Castillo señaló que Morales demuestra falta de comprensión de la realidad boliviana y que no reconoce sus errores y trata de ocultarlos.
Insistió en que los problemas de dólares e hidrocarburos se deben a los errores de la gestión de Morales, por gastar desproporcionadamente las Reservas Internacionales y no realizar correctamente las exploraciones en pozos hidrocarburíferos.
“Solo para que tome en cuenta la persona que redactó su carta, en ella expresa que el año 2019 había una producción de 55 MMmcd anualmente, lo que es falso, se llegó a solo 45,36 MMmcd, como expresan los documentos de YPFB. El equipo que redactó su nota debió haber leído mínimamente los documentos oficiales e interpretarlos correctamente”, observó.
LOS EVISTAS REACCIONAN
El senador “evista” Leonardo Loza cuestionó que el Ministro no es quién para decir si Morales escribió o no la carta, a menos que sea “brujo o adivino”.
Dijo que Del Castillo no sabe de la revolución del pueblo. Afirmó que luchar no es reventar petardos en la plaza Murillo ni taparse la cara con una pañoleta
Sergio de la Zerda, otro periodista sometido a Evo Morales, sobre la version del ministro de Gobierno señala: Este es el fétido racismo que manda en el mal gobierno de Arce.
En la colonia decían que los indígenas no tenían alma; en buena parte de la república se les prohibió hasta el voto.
Hoy retrocedemos a esta lacra que se siente superior: supuestamente sólo ellos saben escribir.