En las últimas horas, la Red Uno difundió una encuesta que ha generado indignación y desconfianza en la población boliviana.
Según sus datos, el 27,9% corresponde a votos nulos, blancos e indecisos, mientras que asigna un 19,6% a Samuel Doria Medina, 16,6% a Tuto Quiroga, 13,7% a Andrónico Rodríguez, 8,8% a Manfred Reyes Villa y 6,4% a Rodrigo Paz.
Sin embargo, diversos sectores de la sociedad han cuestionado la veracidad de estos resultados, denunciando que “alguien digita todos los datos” con el objetivo de distorsionar la realidad política antes de las elecciones.
Para muchos, estas encuestas no reflejan la verdadera intención de voto, sino que forman parte de una estrategia para manipular la percepción pública y beneficiar a determinados candidatos.
La opinión en las calles es otra. En mercados, plazas, barrios y concentraciones ciudadanas, se respira un sentimiento de rechazo hacia los sondeos de gabinete, considerados poco transparentes y alejados del pulso real de la gente.
“La verdadera encuesta está en las concentraciones, donde se ve quién convoca y quién no”, afirman vecinos y dirigentes sociales.
La población exige encuestas independientes, realizadas con criterios técnicos y sin injerencias políticas ni económicas, que reflejen con honestidad el sentir ciudadano.
El creciente escepticismo demuestra que el pueblo boliviano ya no se deja engañar por cifras sin sustento y busca informarse a través de la observación directa y la participación en actos públicos.
En medio de un clima electoral cada vez más tenso, el mensaje es claro: las calles y las plazas son el termómetro real de la política boliviana, no las encuestas digitadas desde escritorios con intereses de por medio.