La Paz, 19 de octubre de 2025. — Rodrigo Paz Pereira, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), fue electo nuevo presidente de Bolivia tras una reñida contienda electoral que reflejó el profundo deseo de cambio de la población boliviana.
Su victoria, acompañada por su vicepresidente Edman Lara, marca el inicio de una etapa cargada de expectativas y desafíos en medio de una de las crisis económicas y energéticas más severas de los últimos años.
Con una victoria que consolidó el respaldo de amplios sectores urbanos y del sur del país, el nuevo gobierno del PDC enfrenta una realidad compleja: la falta de dólares, la escasez de diésel y gasolina, el alza de precios y el incremento sostenido de la inflación. Estos problemas han golpeado con fuerza a la población, afectando la canasta familiar, la producción y el empleo.
El mensaje del pueblo en las urnas fue claro. Los bolivianos exigen resultados concretos y un liderazgo que devuelva la estabilidad al país.
Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, deberá demostrar que su propuesta centrista y su discurso de unidad nacional pueden traducirse en políticas efectivas que reviertan años de deterioro institucional y económico.
Edman Lara, su compañero de fórmula y figura emergente de la nueva política boliviana, ha manifestado que su prioridad será “reconstruir la confianza del pueblo en el Estado” y promover un modelo de desarrollo productivo sostenible.
Los analistas coinciden en que la nueva administración no tendrá margen para errores. La población espera medidas urgentes para contener la inflación, atraer inversión, generar empleo y restablecer el suministro de combustibles.
El nuevo gobierno, además, deberá enfrentar un panorama político polarizado, con una oposición fragmentada pero activa, y una sociedad civil vigilante.
Bolivia inicia así un nuevo ciclo político. Las promesas de campaña —combatir la pobreza, garantizar la soberanía energética y frenar la inflación— serán puestas a prueba desde los primeros días de gestión.
Rodrigo Paz y Edman Lara tienen ante sí la tarea histórica de recuperar la confianza en la política y devolver la esperanza a millones de bolivianos.



