La Paz, 26 octubre de 2025. – Mientras se esperan los resultados oficiales que definirán la composición de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, crece el escepticismo entre los ciudadanos y analistas sobre la calidad y la capacidad de quienes asumirán el rol de diputados y senadores en Bolivia.
La población expresa dudas sobre la preparación técnica, política y ética de muchos de los nuevos legisladores, señalando que gran parte de ellos no cuenta con experiencia previa en la gestión pública, el debate legislativo o el servicio cívico.
“No basta con llegar al Parlamento por militancia o conveniencia política, el país necesita gente con conocimiento real para enfrentar la crisis”, señaló un analista consultado.
Bolivia atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia reciente, con una profunda crisis económica y energética, marcada por la escasez de combustibles, la falta de dólares y una inflación que golpea a las familias.
Ante este panorama, la responsabilidad del nuevo poder legislativo es enorme: generar leyes que impulsen la producción, atraigan inversión, fortalezcan la institucionalidad y devuelvan confianza a la población y al sector privado.
Sin embargo, diversos sectores cuestionan que muchos de los próximos parlamentarios no han demostrado liderazgo ni compromiso social, sino que provienen del “cuoteo político” y de acuerdos partidarios que priorizan intereses personales o de grupo. “Es un Parlamento que refleja más la improvisación que la renovación”, expresan voces críticas desde organizaciones cívicas.
El desafío para los nuevos legisladores será romper con esa percepción, demostrando con hechos que pueden estar a la altura de la crisis. Se espera que, más allá de las diferencias ideológicas, el próximo Congreso actúe con visión de Estado, impulsando leyes que favorezcan la estabilidad económica, la generación de empleo y la lucha contra la corrupción.
El país demanda un Legislativo que legisle con conocimiento, ética y compromiso, no uno que reproduzca la confrontación política ni el oportunismo. La responsabilidad histórica está sobre sus hombros.
La Paz, 26 octubre de 2025. – Mientras se esperan los resultados oficiales que definirán la composición de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, crece el escepticismo entre los ciudadanos y analistas sobre la calidad y la capacidad de quienes asumirán el rol de diputados y senadores en Bolivia.
La población expresa dudas sobre la preparación técnica, política y ética de muchos de los nuevos legisladores, señalando que gran parte de ellos no cuenta con experiencia previa en la gestión pública, el debate legislativo o el servicio cívico.
“No basta con llegar al Parlamento por militancia o conveniencia política, el país necesita gente con conocimiento real para enfrentar la crisis”, señaló un analista consultado.
Bolivia atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia reciente, con una profunda crisis económica y energética, marcada por la escasez de combustibles, la falta de dólares y una inflación que golpea a las familias.
Ante este panorama, la responsabilidad del nuevo poder legislativo es enorme: generar leyes que impulsen la producción, atraigan inversión, fortalezcan la institucionalidad y devuelvan confianza a la población y al sector privado.
Sin embargo, diversos sectores cuestionan que muchos de los próximos parlamentarios no han demostrado liderazgo ni compromiso social, sino que provienen del “cuoteo político” y de acuerdos partidarios que priorizan intereses personales o de grupo. “Es un Parlamento que refleja más la improvisación que la renovación”, expresan voces críticas desde organizaciones cívicas.
El desafío para los nuevos legisladores será romper con esa percepción, demostrando con hechos que pueden estar a la altura de la crisis. Se espera que, más allá de las diferencias ideológicas, el próximo Congreso actúe con visión de Estado, impulsando leyes que favorezcan la estabilidad económica, la generación de empleo y la lucha contra la corrupción.
El país demanda un Legislativo que legisle con conocimiento, ética y compromiso, no uno que reproduzca la confrontación política ni el oportunismo. La responsabilidad histórica está sobre sus hombros.



