Sábado, 23 Agosto 2025
0
Compartidos

Bolivia ira al balotaje en medio de un grave crisis economica y una alarmante inflacion

Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 

El panorama de Bolivia tras las presidenciales se torna cada vez más incierto. Mientras el país afronta el impacto de la peor crisis económica de las últimas décadas, crece la expectativa por una segunda vuelta en la que los derechistas Rodrigo Paz y Jorge ‘Tuto’ Quiroga abonan terreno con promesas sobre un cambio de modelo.

En medio de la presión financiera, lo que ocurra en la segunda vuelta electoral de octubre será decisivo.

Esa presión ha sido producida, según analistas, como Mario Torrico, profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de México, por "fallas" de manejo que vienen no solo del Gobierno de Luis Arce, quien está al mando desde noviembre de 2020, sino desde la época de la Administración de Evo Morales. Eso tras hechos cruciales que apalancaron la estabilidad económica de la nación, como la exportación de gas a Brasil.

En un contexto de precariedad económica y urgencia de soluciones, los perfiles tanto de Rodrigo Paz como de Jorge ‘Tuto’ Quiroga se alzan en un horizonte marcado por promesas de campaña, las cuales en su mayoría se centran en la necesidad de un cambio de modelo financiero.

Mientras que para Quiroga, de 65 años, y quien ocupó la Presidencia boliviana entre los años 2001 y 2002, en un paso casi fugaz, la vía hacia una transformación apunta de manera directa a confrontar lo gestado por el izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), mediante una apuesta por la implementación de drásticos y profundos recortes en materia presupuestal y de gasto público.

En contraste, la carta que se está jugando Rodrigo Paz, de 57 años, su principal rival en las urnas para la cita del próximo 19 de octubre, es la del cierre de las empresas públicas que cataloga como "no rentables".

A pesar de que ambos candidatos se refieren a la gestión de lo que será el nuevo gobierno de la nación andina como una oportunidad para levantar al país de la "caída económica" y recuperar los que ven como 20 años de pérdidas, bajo el control de las Administraciones de Morales y de Arce, las apuestas que plantean para gobernar son diferentes.

Haciendo énfasis en la experiencia que le dio el haber sido ministro de Finanzas, Quiroga se enfoca en lo que sería un plan de restauración de la propiedad privada en el territorio boliviano, así como la ampliación del libre comercio.

Entre tanto, Paz habla de un esquema económico según el cual el gobierno central se haría cargo solamente de la gestión de la mitad de los fondos públicos, a través del llamado "modelo 50-50" que contempla una administración compartida con los gobiernos regionales.

El resultado de la primera vuelta electoral, en la que ninguno de los candidatos salió victorioso el 17 de agosto, amplía el plazo para que Paz y Quiroga fortalezcan sus propuestas.

Más aún Paz, quien fue quien lideró la primera ronda y que, desde la conjunción de una trayectoria marcada por amplia experiencia, que va desde haber sido alcalde y senador, al igual que contar con el apoyo del empresario y candidato Samuel Doria, quien fue justamente quien quedó en tercera posición en los comicios. Además, se presenta como una opción más fresca para llegar al mando.

La propuesta de Paz apunta a la descentralización del gobierno como la llave para salir de la crisis Y la lucha contra la corrupción y el establecimiento de medidas tecnológicas que permitan que la distribución de los recursos pueda darse de manera más transparente se destacan como sus dos cartas complementarias en la carrera por la Presidencia.

Esto aunado al proyecto de creación de un fondo que impulse la estabilización de la economía boliviana mediante la incorporación del dominio de activos como las criptomonedas para atajar la inflación.

De llegar a ganar en las urnas, lo que Quiroga promete es que sea gestionado el diseño del llamado "título de propiedad popular", que lo que plantea es estar valorado en cerca de 1.500 dólares para cada adulto boliviano y que pueda ser usado como una especie de garantía que lo avale en la solicitud de eventuales préstamos.

Las inclinaciones de Quiroga plantean medidas un tanto más conservadoras, que reflejan su perfil como líder que también ha hecho parte de labores de consultoría del Fondo Monetario Internacional (FMI) y que ve en las reformas judiciales una ruta viable para recobrar la estabilidad de la nación.

En su caso, tanto la política exterior como la guía económica. inspirada en modelos como el implementado en Argentina por el mandatario Javier Milei, se alzan como ejes relevantes, aunque cuestionados desde ya por diversos sectores de la sociedad boliviana.

Uno de los temas más controvertidos de esta puja política por el poder ha sido la visión de los candidatos con respecto a las relaciones diplomáticas entre Bolivia e Israel.

Mientras que Quiroga ha sido categórico al declarar que una de sus aspiraciones, de ser elegido presidente, sería no solo restablecer los lazos con el Gobierno de Benjamin Netanyahu, sino aumentar las conexiones con Estados Unidos y el gabinete del líder republicano Donald Trump, Paz se ha reservado más sus apreciaciones y se ha enfocado en propuestas de corte interno.

El enfrentamiento electoral de octubre es visto desde ya como un momento álgido para la política boliviana, debido a que representa el primer balotaje en la historia de la nación, y que se dará dado que ni Paz ni Quiroga lograron la mayoría que establece la ley interna que rige el desarrollo de los comicios.

Se trata de un nuevo capítulo en el acontecer administrativo de este territorio andino, después de cerca de dos décadas de control por parte del Movimiento al Socialismo, en el que tanto Paz como Quiroga y sus respectivas fórmulas; el expolicía Edman Lara, como candidato a vicepresidente por parte de Paz, y Juan Pablo Velasco para el caso de Quiroga, se disputarán los roles más importantes del gobierno de su nación.

Ante una inflación interanual del 24,8% en julio, que representa la tasa más alta en ser registrada desde el año 2008, lo que los bolivianos decidan en las urnas en octubre marcará el rumbo de los próximos años en un territorio en el que ya no solo escasean los dólares, sino también la gasolina y el pan y frente una histórica derrota de la izquierda que apunta hacia un inevitable giro político.

0
Compartidos
Implementado por Marcelo Colpari – BOLIVIA PRENSA