Estamos a pocas horas de la culminación del año 2021 con graves problemas ambientales y una crisis sanitaria temible que no son encarados con seriedad por los Gobernantes de Turno. Bolivia sigue siendo un país pobre, atrasado, dependiente y saqueado y no se han resuelto los problemas socioeconómicos. Una mayoría de la población vive en penuria económica, según análisis del abogado cochabambino, José Carlos Sánchez.

En Bolivia, hay buenos discursos, promesas y anuncios jactanciosos sobre crecimiento económico, cuando en las calles vemos miles de familias migrantes que dejaron sus tierras en el área rural en busca de un mejor bienestar, señala el profesional.

En Bolivia, la economía informal se apodero en las principales ciudades, donde la mujer y el hombre salen a las calles para vender diversos productos. El contrabando parece ser la salvación para muchas familias.

En el área rural, el ingreso per cápita año no sobrepasa los 500 dólares. La agricultura se muere por falta de inversiones y por la carencia de garantías jurídicas para lograr apuntalar el desarrollo productivo del país.

Bolivia es un país atrasado con relación a la economía de Chile y Perú donde se produce, donde se genera empleo y se protege el aparato productivo. En Bolivia estamos comiendo productos chilenos, peruanos y argentino, acoto.

Los países vecinos, están súper adelantados en diversos rubros de la economía, tecnología y ciencia, en cambio en Bolivia cada día existen políticos que buscan la toma del poder y confrontar a los bolivianos.

En Bolivia se persigue políticamente y judicialmente a los hombres de opinión, antes de buscar alternativas de desarrollo económico competitivo. En Bolivia se sigue dependiendo de la economía del gas, del contrabando, hasta del narcotráfico, puntualizo.

Bolivia, es un país saqueado, todos los recursos naturales no renovables se encuentran en manos de las transnacionales, ósea la minería, el sector petrolero y otros lo administran empresarios del exterior. Mina San Cristóbal, Bolívar de Oruro, Amayapampa son administradas por extranjeros.

El 2022 debe ser el año de la reconciliación, de la unidad de los bolivianos, antes que la confrontación y la proliferación del odio entre hombres del campo y las ciudades.