El debate presidencial de anoche dejó un sabor amargo entre los bolivianos. Lo que debía ser un espacio para conocer las propuestas y las soluciones que los candidatos tienen para sacar al país de la crisis, terminó convirtiéndose en un espectáculo de ataques personales, soberbia y agresividad.
El alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, lamentó la falta de seriedad y de ideas concretas. “Es una pena que los bolivianos tengamos que elegir entre dos opciones donde abunda la prepotencia y escasean las propuestas. El país necesita soluciones reales, no discursos vacíos”, afirmó.
Durante el debate, los aspirantes a la Presidencia se enfrascaron en acusaciones y promesas repetidas, sin explicar cómo enfrentarán la inflación, la falta de dólares o la crisis productiva que golpea a miles de familias. La gente esperaba escuchar planes claros para crear empleos, atraer inversiones y mejorar la economía, pero lo que predominó fueron ataques y frases de campaña sin contenido.
Analistas coinciden en que el debate reflejó la desconexión de los candidatos con la realidad del pueblo. Mientras en los barrios la gente hace filas para conseguir gasolina y los precios de los alimentos siguen subiendo, los aspirantes al poder parecen vivir en otro país.
“Bolivia no necesita más peleas ni discursos bonitos; necesita líderes preparados, con propuestas serias y con los pies en la tierra”, señalaron varios ciudadanos tras el debate.
A pocas semanas de la elección, el país sigue esperando respuestas concretas. El pueblo quiere saber cómo saldremos de la crisis, cómo recuperaremos la confianza económica y cómo volverá la esperanza.
Hasta ahora, lo único claro es que los bolivianos merecemos algo mejor que un debate lleno de gritos y sin soluciones.