Viernes, 09 Mayo 2025
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En Cochabamba apareció una reencarnación, un “chulupi junior” que actúa igual que su tío Carlos Sánchez Berzain

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Había un político en Bolivia que, por el color de su pelo o por su dañino comportamiento, recibió del pueblo el apodo de “chulupi”, apodo que intentó borrar autobautizándose con el sobrenombre de “zorro”, llegando a pagar campañas para que la gente olvidara lo de chulupi, habiendo logrado que una buena parte de los comunicadores lo llamen “zorro”, aunque en círculos populares siguió siendo “el chulupi”.

Había un político en Bolivia que, por el color de su pelo o por su dañino comportamiento, recibió del pueblo el apodo de “chulupi”, apodo que intentó borrar autobautizándose con el sobrenombre de “zorro”, llegando a pagar campañas para que la gente olvidara lo de chulupi, habiendo logrado que una buena parte de los comunicadores lo llamen “zorro”, aunque en círculos populares siguió siendo “el chulupi”.

Resulta que después de las primeras elecciones fraudulentas del siglo XXI, en el año 2002, sucedió que el gobierno resultante de dichas elecciones no pudo gobernar por su ilegitimidad y tuvo que renunciar el presidente y refugiarse en el exilio junto a su ministro, ¿adivinen quién?, sí el chulupi que desde ese entonces está esperando que lo extraditen a Bolivia para su juzgamiento, pero que, por acuerdo con el MAS, dicha extradición no llega a concretarse nunca.

En esa circunstancia y cuando todo hacía pensar que el chulupi y su dañina influencia dejarían de molestar en Bolivia, en Cochabamba apareció una reencarnación, un “chulupi junior” que presumiendo de “joven cuarentón” pretende ser alguien en la política nacional, utilizando lamentablemente las mañas del “chulupi senior”, especialmente en lo que se refiere a guerra sucia, calumnias, insultos y lenguaje grandilocuente para disfrazar su ineptitud para ejercer su profesión de abogado y peor aún su fracaso tempranero como político al haber sido derrotado humillantemente en las elecciones para gobernador.

¿Adivinan de quién se trata? Si no lo adivinan, no pierden nada porque la mediocridad del “chulupi junior” no merece que pierdan el tiempo averiguando quién es y donde habita.

(ZORAIDA ALARCON ARDAYA). Esta opinión no es de responsabilidad de la línea editorial de boliviaprensa.com

 

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