México se prepara para tener este domingo las elecciones más grandes de su historia, en las que podría elegir a su primera mujer presidenta, pero que han estado marcadas por la violencia, con más de 30 aspirantes asesinados, y por la figura del actual gobernante, Andrés Manuel López Obrador.
Al menos 222 casillas (centros de votación) no abrirán en las elecciones mexicanas del domingo por problemas de seguridad o conflictos sociales, lo que afectará a un estimado de más de 120,000 votantes, según informó este sábado el Instituto Nacional Electoral (INE).
De estas, más de 100 casillas (centros de votación) no abrirán en Chiapas, donde el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) suspendió este fin semana los comicios en los municipios de Chicomuselo y Pantelhó.
Además, el viernes en plena veda electoral asesinaron a Jorge Huerta, candidato del oficialista Partido Verde Ecologista de México (PVEM) a regidor en el municipio de Izúcar de Matamoros, en el estado de Puebla.
El Gobierno reconoció el martes el asesinato de 22 aspirantes, pero organizaciones independientes registran más, como 31 reportados por Data Cívica, 32 por Causa en Común y 34 por la consultora Integralia, que sube la cifra a cerca de 250 homicidios políticos al incluir a asesores, funcionarios, familiares y víctimas colaterales.
“Esta ha sido la elección más violenta en la historia moderna de nuestro país”, indicó a EFE Armando Vargas, consultor sénior de Integralia.
La Secretaría de Marina (Semar) informó el martes de un despliegue de 27,245 elementos de las Fuerzas Armadas para el operativo de seguridad de las elecciones, que se sumarán a los 233,543 que ya realizan tareas de seguridad pública.
Estos serán los mayores comicios de la historia de México porque más de 98 millones de personas están llamadas a acudir a cerca de 170,000 casillas para renovar más de 20,000 cargos, como la presidencia, los 500 diputados, los 128 senadores y 9 gobiernos estatales, incluyendo Ciudad de México.
Con ello, está en disputa la continuidad de las políticas del presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien no puede reelegirse, pero espera el triunfo de su candidata, Claudia Sheinbaum, y que su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) retenga el control del Congreso y la mayoría de los gobiernos estatales.
“Hay mucho en juego, pero sobre todo el saber si las políticas de López Obrador, en temas como militarismo, energía, economía y seguridad, trascienden a su sexenio (2018-2024)”, comentó a EFE el politólogo William Jensen, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).
La principal opositora es Xóchitl Gálvez, que representa una alianza de partidos que ya gobernaron, Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI), además del de la Revolución Democrática (PRD) en el que antes militó López Obrador.
Aunque también está en la contienda Jorge Álvarez Máynez, del opositor Movimiento Ciudadano (MC), lo más probable es México elija a su primera mujer presidenta.
“Si pensamos que hace muy pocas décadas la presencia de las mujeres en la arena política era mínima, el hecho que ahora estemos hablando de este tema, considerando que una mujer nos gobernará como presidenta de la república, sí es un avance muy importante”, afirmó a EFE la politóloga Helena Varela, de la Universidad Iberoamericana.
Las campañas estuvieron marcadas por la figura de López Obrador, quien se mostró como si fuese “un cuarto candidato”, según la oposición.
De hecho, antes del comienzo de la veda electoral, el presidente se refirió a la elección como un “referéndum”.
Va a ser muy importante porque es más que una elección lo del domingo, es un referéndum, es un plebiscito, es una consulta, no es nada más elegir a las autoridades, elegir al partido, no, es elegir el proyecto de nación que queremos”, expresó en su conferencia matutina del jueves.
Gálvez acudió en mayo al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para denunciar que el “presidente incide, se mete en la candidatura, en la elección a favor de su candidata abiertamente”.
Incluso, el Instituto Nacional Electoral (INE) abrió este viernes una investigación al vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, por posible violación a la veda por difundir una encuesta de Gallup que da un 80% de aprobación a López Obrador.