Pocas figuras del ámbito internacional han sido tan significativas para Bolivia como el papa Francisco. No solo porque visitó el país durante su segundo viaje internacional, sino fundamentalmente por la posición que asumió frente a temas que son relevantes para muchos bolivianos, como el acceso al mar o la reivindicación de los pueblos indígenas. Aunque posiblemente no todos estuvieron de acuerdo con él, sus palabras no dejaron indiferente a nadie.
Francisco visitó La Paz y Santa Cruz en julio de 2015, donde se reunió con autoridades, participó en un encuentro de organizaciones, celebró una multitudinaria misa y acudió a un centro penitenciario para escuchar a los reclusos.
Arribó al aeropuerto de El Alto a la media tarde del 8 de julio de 2015, en un avión de la estatal Boliviana de Aviación (BoA) que hasta ahora luce una placa frente a la puerta delantera en recuerdo de su visita. El entonces presidente Evo Morales le dio la bienvenida junto a su comitiva y los periodistas que lo acompañaban.
La autopista que conecta El Alto con el centro de La Paz estaba colmada de personas que aguardaban su llegada con globos y pañuelos blancos. En medio camino, el papa Francisco se detuvo para rendir homenaje al padre jesuita y activista por la democracia, Luis Espinal, que fue asesinado durante la dictadura de Luis García Meza (1980-1981) y cuyos restos fueron encontrados en ese lugar.
Luego se reunió con autoridades en la Catedral Metropolitana de La Paz y se refirió a la demanda marítima cuando abogó por la diplomacia entre países vecinos para solucionar los conflictos. “Y estoy pensando acá, en el mar: diálogo, es indispensable. Construir puentes en vez de levantar muros. Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, tienen soluciones razonables, equitativas y duraderas. Y, en todo caso, nunca han de ser motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución”, manifestó Francisco.
En ese breve encuentro, el ex presidente Morales le obsequió un crucifijo que tenía la forma de una hoz y un martillo, el clásico símbolo del comunismo, un gesto que causó polémica y rechazo de quienes consideraron este gesto un acto de aprovechamiento político de su visita.
Más tarde se trasladó a Santa Cruz de la Sierra donde al día siguiente celebró una misa en un altar construido frente al emblemático monumento Cristo Redentor y participó en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares.
“Quiero decirlo con claridad, quiero ser muy claro. Pido perdón, no sólo por las ofensas de la Iglesia misma, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, manifestó el pontífice.
En su último acto en el país, visitó la cárcel de Palmasola, donde se reunió con los internos y abogó ante sus custodios para que reciban un trato digno. “Ustedes cumplen un servicio público y fundamental. Tienen una importante tarea en este proceso de reinserción. Tarea de levantar y no rebajar; de dignificar y no humillar; de animar y no afligir”, recalcó.
Su fallecimiento ha causado conmoción entre los fieles y varias personalidades han manifestado sus condolencias. El presidente Luis Arce manifestó que “el papa Francisco no solo fue el líder de la Iglesia Católica, sino también un amigo incondicional de la Patria Grande y ferviente defensor de los más vulnerables. Su encíclica ‘Laudato Si’ es un legado fundamental para pensar y reflexionar en torno a nuestra Madre Tierra, a la crisis climática y otros males que nos aquejan a causa del depredador sistema capitalista”.
Luego pidió que “su memoria nos impulse a seguir construyendo puentes de entendimiento y unidad entre nuestros pueblos”.
Evo Morales, que compartió varios encuentros con el pontífice, también expresó su pesar por su fallecimiento. En mensajes publicados en redes sociales, el ex presidente difundió parte del mensaje de Francisco en Bolivia y destacó que fue un “defensor de los derechos humanos, de los valores espirituales y del humanismo y sobre todo de la justicia”.