Unos 4.000 seguidores del expresidente llegaron este lunes a La Paz después de una marcha de seis días para pedir la validación de su candidatura
Evo Morales y sus seguidores llegaron este lunes a la ciudad de La Paz para exigir la validación de la candidatura presidencial del exmandatario boliviano en las elecciones del próximo año, después de un domingo violento en el que se produjo una batalla campal con palos y piedras entre los adeptos del líder indígena y los de su antiguo delfín y actual presidente, Luis Arce, que denuncia un intento de golpe de Estado.
«Tupac Katari vuelve convertido en millones de voluntades para salvar nuestra querida Bolivia», señaló Evo, haciendo suyas las palabras del jefe militar indígena que lideró una rebelión contra las tropas españolas en el Siglo XVIII y dijo «volveré, y seré millones», antes de ser ejecutado por descuartizamiento.
Unos 4.000 seguidores del expresidente han caminado desde Oruro hacia La Paz desde el pasado 17 de septiembre en una «marcha para salvar Bolivia». Protestan por la situación económica, pero a nadie se le escapa —tampoco a quienes marchan— que el objetivo principal es exigir la postulación de Morales.
La Constitución aprobada durante su período presidencial impide la reelección continua por más de dos mandatos. Morales (2006-2019) hizo un referendo para cambiar esa cláusula, pero lo perdió. Una sentencia del Supremo, que la oposición consideraba cooptado, validó su candidatura en 2019 con el argumento de que la reelección es un derecho humano, pero su mandato fue cortado abruptamente cuando renunció ante presiones militares y policiales durante un estallido social por la denuncia opositora de fraude en esos comicios.
Su delfín Arce ganó en el 2021 y pronto la izquierda se dividió entre quienes apoyan al economista y quienes defienden al líder indígena. Después, la Corte Constitucional, que ahora Evo considera alineada al presidente, falló que la reelección no es un derecho humano, invalidando su candidatura de cara al 2025.
Arce propuso zanjar el asunto mediante un referendo, algo sobre lo que lo que Morales no quiere oír porque sabe que sería una misión extremadamente complicada conseguir más del 50 % de los votos ante el repudio arcista y de la oposición tradicional.
El presidente censuró, refiriéndose a Evo, que existe «una ambición personal de poder que se reviste de una inexistente preocupación por los problemas del pueblo». Ha exhortado al ex mandatario a negociar bajo la tutela de la defensoría del pueblo, pero el líder indígena todavía no ha aceptado.