Con una agudización de la crisis económica y política por su confrontación con el expresidente Evo Morales, Luis Arce cumple cuatro años en el poder en medio de presiones políticas, sociales y empresariales por la escasez de alimentos, dólares y combustibles y con una inflación acumulada a octubre de 7,26%. El mandatario arranca su último año de Gobierno, que se prevé turbulento.
Luis Arce asumió la Presidencia el 8 noviembre de 2020 con la imagen de haber sido el gestor de la bonanza que vivió Bolivia en parte durante el Gobierno de Evo Morales. Y así, comenzó despertando expectativas positivas de recuperación económica tras la pandemia, pero actualmente su Administración y el modelo estatista que aplica son objeto de cuestionamientos debido a la crisis económica y energética que se agravan a diario.
En su disputa con Morales, que parece no tener fin, Arce comienza el último año de su Gobierno tras haber logrado esta semana que el Ejército y la Policía desbloquearan por completo las carreteras de la zona central de Cochabamba que los seguidores del líder indígena cortaron por 24 días.
Según el Ejecutivo, en 2024 las protestas de los sectores afines a Morales causaron al país pérdidas por 4.000 millones de dólares, de los que 2.200 millones corresponden a los últimos bloqueos, casi el 5% de Producto Interior Bruto. Además, el reciente conflicto dejó un centenar de heridos e igual número de detenidos tras los enfrentamientos entre manifestantes y agentes de seguridad.
Pero, además, los bloqueos, según el Gobierno, fueron la causa de que la inflación acumulada a octubre se sitúe en 7,26 %, una cifra que dobla el 3,6 % previsto para el 2024.
Con las protestas, Morales y sus afines demandaron al Gobierno soluciones a los problemas económicos, pero también que el mismo exmandatario sea habilitado como candidato a la Presidencia en 2025 y que, además, se retiren los procesos en su contra, entre ellos uno por supuestos abusos a una menor cuando fue presidente.
Morales incluso hizo una huelga de hambre que duró cinco días y suspendió la noche del jueves 7 a la espera de una reunión entre los dirigentes sociales que le apoyan y el Gobierno con la mediación de la Defensoría del Pueblo.
La pelea entre los líderes de la izquierda boliviana por la candidatura oficialista ha ido escalando durante este año hasta llegar al punto de que Morales acusó a Arce de un intento de magnicidio cuando hace dos semanas un grupo de agentes tiroteó los vehículos en que viajaba en la zona del Chapare.
El Gobierno negó la denuncia y acusó al dirigente de evadir un puesto antidroga y haber sido él quien disparó a un vehículo policial. Pese a la gravedad de las acusaciones mutuas, las mismas no han sido investigadas oficialmente por las autoridades.
Así, el 2024 pasará a la historia como el año más difícil para Arce por las constantes presiones y protestas sociales por la falta de dólares y combustibles en las ciudades y en el campo, también por un alzamiento militar que intentó un golpe de Estado en junio pasado, y por los peores incendios forestales en décadas que sumaron la destrucción de diez millones de hectáreas en la Amazonia y el oriente del país.
Para completar, el Banco Mundial ha ratificado que su previsión de crecimiento para Bolivia es de 1,4 % en 2024.