En medio de una profunda crisis económica, marcada por la escasez de dólares, la paralización de inversiones y un modelo productivo estancado, diversos sectores de la sociedad boliviana expresan su rechazo al intento de imponer una nueva figura del ala cocalera en el poder: Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado y militante del MAS.
El intento de Andrónico Rodríguez de posicionarse como sucesor de Evo Morales desata críticas en un país agobiado por la crisis económica y la saturación del modelo socialista.
Rodríguez, conocido por su cercanía política e ideológica con Evo Morales, es visto por muchos como una continuación del proyecto que, según economistas independientes, ha dejado a Bolivia con reservas internacionales críticas, un déficit fiscal elevado y una dependencia cada vez mayor del extractivismo.
“Es más de lo mismo. Ya tuvimos más de 17 años de socialismo populista, de promesas incumplidas y de corrupción. No queremos otro pichón de Evo”, afirma un dirigente cívico del oriente boliviano, que cuestiona además el respaldo que sectores cocaleros aún mantienen dentro del aparato del Estado.
Tanto Evo Morales como el presidente Luis Arce son señalados por analistas como corresponsables del colapso del modelo económico basado en subsidios y gasto público sin respaldo productivo.
La falta de generación de empleo formal, el aumento del contrabando y la falta de dólares han puesto en jaque a la economía nacional.
A pesar del discurso oficialista, la ciudadanía parece cada vez más distante de las figuras tradicionales del MAS.
Los discursos radicales y la insistencia en culpar a enemigos externos ya no convencen a una población que exige soluciones concretas y un cambio real en la conducción del país.
“El país no necesita más caudillos, necesita estadistas. No más cocaleros en el poder”, expresa una joven profesional en redes sociales, en un mensaje que refleja el sentir de miles de bolivianos hartos de la confrontación política y la falta de oportunidades.