Este 24 de junio se conmemora un nuevo aniversario de la Masacre de San Juan, uno de los episodios más oscuros y sangrientos de la historia reciente de Bolivia, ocurrido en la mina Siglo XX, en Llallagua, departamento de Potosí.
San Juan de Llallagua: 24 de junio de 1967, la noche que manchó de sangre la historia minera de Bolivia
Durante la madrugada del 24 de junio de 1967, mientras los mineros y sus familias celebraban la festividad de San Juan con fogatas, música y comidas típicas, tropas del Ejército boliviano irrumpieron violentamente y abrieron fuego contra la población indefensa.
La orden fue emitida por el entonces presidente René Barrientos Ortuño, con el objetivo de neutralizar la organización sindical minera, considerada como un foco de resistencia al régimen militar.
El ataque dejó un saldo trágico: al menos 20 muertos y más de 70 heridos, aunque organizaciones sociales aseguran que el número real de víctimas fue mucho mayor, ya que muchos cuerpos desaparecieron o nunca fueron registrados oficialmente.
La masacre fue parte de una política represiva más amplia contra los movimientos obreros y sindicales en Bolivia, especialmente contra la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), por su papel en la resistencia política y social.
A más de cinco décadas de este crimen de Estado, la Masacre de San Juan sigue siendo una herida abierta en la memoria del pueblo boliviano.
Cada año, organizaciones de derechos humanos, familiares de las víctimas y sindicatos mineros exigen verdad, justicia y reparación, así como la desclasificación de documentos militares de la época.
“El Estado aún tiene una deuda pendiente con los mártires de San Juan. No podemos construir democracia sin memoria histórica”, declaró un representante de la FSTMB en el acto de conmemoración realizado este fin de semana en Llallagua.