El futuro político de Evo Morales enfrenta varios obstáculos en Bolivia, tanto por restricciones legales como por la creciente división dentro del Movimiento al Socialismo (MAS).
Por un lado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) respaldaron un fallo que prohíbe la reelección indefinida, limitando la posibilidad de Morales de presentarse como candidato en las próximas elecciones generales de 2025.
Aunque Morales sostiene que estas decisiones no le afectan y ha insistido en su derecho a postular, las restricciones constitucionales y el fallo del TCP dificultan su retorno directo al poder ejecutivo.
EVO ACUSADO DE ABUSO DE MENORES
Por otra parte Evo Morales enfrenta acusaciones de abuso de menores y tráfico de personas, específicamente relacionadas con supuestas relaciones con jóvenes menores de edad.
Estas denuncias surgieron en 2020 y fueron ampliamente cubiertas por la prensa y redes sociales en Bolivia. En aquel momento, se presentaron evidencias en redes sociales, incluidas fotografías y mensajes de texto, que presuntamente mostraban a Morales manteniendo una relación con una menor de edad.
El exmandatario negó las acusaciones, argumentando que eran parte de una campaña de desprestigio en su contra.
En su defensa, Morales y sus seguidores afirmaron que estas acusaciones tenían un trasfondo político para desacreditarlo y obstaculizar su regreso al poder.
Las denuncias generaron controversia en Bolivia y provocaron llamados para que se investigara a fondo el caso. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha producido una sentencia judicial definitiva sobre estas acusaciones.
POLITICA
En el plano político, la relación tensa con el actual presidente Luis Arce ha complicado aún más el panorama para Morales. Ambos líderes del MAS mantienen una confrontación que pone en riesgo la cohesión del partido.
Arce y sus aliados buscan fortalecer su propio liderazgo, incluso intentando limitar la influencia de Morales dentro del partido. Mientras tanto, Morales ha acusado al gobierno de Arce de aliarse con sectores judiciales y políticos que buscan eliminarlo del escenario político.
Esta fractura interna podría debilitar las perspectivas del MAS en las elecciones, pues ni Morales ni Arce parecen tener suficiente apoyo por separado para garantizar una mayoría electoral.
En resumen, el camino de Morales para retomar una posición de poder en Bolivia parece cada vez más incierto, afectado tanto por barreras legales como por las divisiones en su propio partido.