Miércoles, 11 Junio 2025
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DESENCANTO NACIONAL: entre la crisis económica y el reciclaje político

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La Paz – Bolivia atraviesa uno de sus momentos más críticos en lo que va del siglo XXI. A la par de una crisis económica que golpea los bolsillos de millones de ciudadanos, se intensifica el rechazo generalizado hacia la clase política, acusada de estar más preocupada por disputas internas y cuotas de poder que por ofrecer soluciones reales al país.

A medida que se acercan las elecciones, la población observa con frustración la lista de candidatos a la vicepresidencia, senadurías y diputaciones: rostros desconocidos, tránsfugas políticos, figuras recicladas de anteriores gestiones, y en muchos casos, personajes sin trayectoria ni propuestas claras.

"Están jugando con la paciencia del pueblo", comenta Rosa Mamani, comerciante de El Alto. "Nos prometen cambio, pero siempre vuelven los mismos, solo que con otro color de camiseta".

Este sentimiento es compartido por miles de ciudadanos que, hartos del clientelismo y la demagogia, comienzan a expresar su malestar en redes sociales, medios comunitarios y protestas espontáneas.

Mientras tanto, la situación económica empeora. El crecimiento se estanca, el déficit fiscal aumenta, la escasez de dólares persiste y la inflación comienza a sentirse en productos básicos.

Pequeños empresarios y trabajadores por cuenta propia denuncian falta de apoyo del Estado, trabas burocráticas y un sistema financiero que restringe el acceso al crédito.

Sin embargo, en el escenario político, las prioridades parecen otras. Las alianzas se tejen y destejen en función de intereses personales.

Las promesas de renovación se diluyen entre pactos ocultos y candidaturas designadas sin consulta ciudadana. No hay una propuesta sólida ni consensuada para enfrentar los grandes retos del país.

Analistas advierten que este clima de desconfianza podría traducirse en una elevada abstención electoral, un incremento del voto nulo o blanco, y una deslegitimación aún mayor del sistema democrático.

El país necesita urgentemente una clase política que escuche, proponga y actúe con responsabilidad. De lo contrario, el abismo entre los gobernantes y los gobernados seguirá creciendo, y con él, el riesgo de una crisis aún más profunda y peligrosa para la estabilidad nacional. (FAUSTO COLPARI)

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