Martes, 22 Octubre 2024
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Narcos operan en Bolivia, el cártel brasileño PCC tiene tierras y su centro de operaciones en el Chapare

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Los narcotraficantes brasileños tienen tomado Mato Grosso y desde ahí pasan la frontera hacia Bolivia. Mantienen un estrecho contacto con “productores” bolivianos y tienen propiedades en el trópico. “Se dice que miembros de la organización han adquirido propiedades rurales en todo el estado de Mato Grosso para facilitar el transporte de pasta base de cocaína, que por lo general traen de Bolivia.

Uno de los cárteles más peligrosos de Brasil tenga emisarios en Bolivia, ya no es novedad. Prueba de ello son los sicarios que operan y dejan muertes en territorio nacional. Sin embargo, esta organización criminal avanzó más; actualmente tiene tierras y su centro de operaciones en el Chapare, una de las zonas cocaleras del país.

También se sabe que el grupo ha adquirido propiedades en la región de Chapare en Bolivia con el mismo propósito”, señala parte de un análisis realizado por InSight Crime, un medio de comunicación internacional de investigación en temas de seguridad de Estado y otros.

El texto se publicó en octubre de 2020, basado en información proporcionada por Marcio Sergio Christino, fiscal estatal en San Pablo y coautor de un libro que investigó al PCC.

“Bolivia es el origen de la cocaína que el PCC transporta y vende”, declaró Marcio Sergio Christino a InSight Crime.

Según el fiscal Christino, la presencia del PCC en Bolivia es resultado de su asociación con los “cárteles productores”.

“Entre más se expande el tráfico, más fuerza gana el PCC. Los productores locales de cocaína se enriquecen con la logística que el PCC les brinda”. A eso se suma los informes de la Unodc de 2018 y 2019 que señalan que el 90% de la coca producida en el Chapare no pasa por el mercado legal.

De acuerdo con investigaciones de la plataforma InSight Crimen, se cree que el grupo, que actualmente es la organización criminal más grande y mejor organizada de Brasil, cuenta con miembros en la mayoría de los estados de ese país y expandió sus operaciones en el extranjero, tanto en países sudamericanos como de Europa y Asia.

La detención del exdirector nacional de la  Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn),  Maximiliano Dávila,  requerido por la justicia estadounidense por actividades relacionadas con el tráfico de drogas, reconfirma que la presencia de este ilícito en el país no es solo con laboratorios o el tráfico a través de redes, sino que tiene presencia en instituciones del Estado.

En Bolivia las autoridades nacionales no reconocen la presencia de cárteles de narcotráfico en territorio nacional y dejan a un lado los informes de la Policía que establecieron un plan de seguimiento a integrantes del Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), ambos de Brasil, y a miembros de los organizaciones colombianas de Medellín y del Norte del Valle. También detectó la presencia de los cárteles mexicanos de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Tijuana.

“No son cárteles establecidos con un control territorial, aquí hay una megafactoría que es el ‘cártel Chapare’ y lo que hay son narcos que circulan, vienen, van, y finalmente así como se exporta la droga, también hay personas que vienen a comprarla”, señaló el investigador y representante de Conade, Manuel Morales.

Las investigaciones de los ilícitos vinculados al narcotráfico y que ligaron a Dávila fueron desarrolladas por la DEA, que no esté presente en Bolivia, y desde otras regiones. Estas permitieron identificar a bolivianos involucrados en una organización criminal.

El exdiplomático Jaime Aparicio Otero indicó que la detención del exjefe antidroga Dávila, requerido por Estados Unidos, solo se constituye en el hilo que pondrá en evidencia las operaciones de organizaciones criminales transnacionales, y un claro ejemplo es la reciente muerte de dos capos de la droga en Santa Cruz.

Las dos personas asesinadas por sicarios, una en San Matías y otra en Santa Cruz, el 19 y 21 de enero, eran ciudadanos brasileños.

Everton Cándido Gomes da Silva fue acribillado con 17 disparos en San Matías, y Marciel Ribeiro de Oliveira recibió 11 impactos de bala en una vía pública de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Según datos, Gomes da Silva tenía 17 procesos en tribunales brasileños y era jefe de un grupo de narcotraficantes.

A su vez,Ribeiro era considerado uno de los mayores narcotraficantes del estado de Goiás; se lo identificaba como “el narco de la ostentación”.

“Estamos viendo que en el caso de Brasil es evidentemente por la cercanía, por la frontera están viniendo a Bolivia a comprar y a traficar droga desde aquí, básicamente sería una fase de comercialización, la producción está en manos locales, pero como estos son narcotraficantes ostentosos ya están en la fase de exportación que genera mucha plata”, dijo Morales.

Agregó que estos hechos  son por ajustes de cuentas y que ponen en evidencia que muchos delincuentes extranjeros viven de manera legal en el país, con documentos de identidad tramitados en el Servicio General de Identificación Personal.

“Son personas que son perseguidas en sus países, pero en el lado boliviano absolutamente se paseaban como por su casa, no hay control de seguimiento”, sostuvo.

Anteriormente, el exministro de Gobierno, Carlos Romero, manifestó que los cárteles de Brasil y Colombia envían emisarios a Bolivia, pero que eso no significaba que se hayan instalado en el país.

Un excomandante de la Policía en servicio pasivo, que trabajó en temas relacionados con las fronteras y narcotráfico, informó a Página Siete que la ruta que manejan los miembros del PCC parte del Chapare, en Bolivia, y termina en Mato Grosso, en Brasil. “Ya no somos un país de tránsito. La cocaína del Chapare la cristalizan en las provincias de Santa Cruz y de ahí parten a Brasil. El destino final siempre serán  países de Europa y Estados Unidos”, dijo.

Mato Grosso es un bastión del PCC. La investigación de InSight Crimen señala que la organización criminal más poderosa y numerosa de Brasil mantuvo presencia por largo tiempo en Porto Esperidião y otros municipios del estado, “para facilitar su acceso a la cocaína producida en la vecina Bolivia”.

El fiscal Christino señala que el CV tiene una presencia importante en Mato Grosso. “El predominio de la ruta Bolivia/Paraguay/Brasil por el PCC es la causa del conflicto entre el PCC y el CV. Hoy en día, el PCC intenta dominar la ruta norte y, por ende, asfixiar al CV. Esta es aún una disputa no definida, que ha dejado masacres en prisiones y numerosos homicidios”.

No obstante, pese a estas investigaciones y otras que se siguen, el Gobierno boliviano niega la presencia de cárteles de narcotráfico.

En octubre de 2021, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, descartó la presencia de cárteles de droga de Brasil en Bolivia. “Descartamos la presencia de carteles internacionales dentro del territorio nacional, no obstante también debemos manifestar que existen personas que están dedicadas a estas actividades ilícitas, sino no tendría razón de ser la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico.  Trabajamos todos los días  a toda hora para desbaratar estas organizaciones criminales”.

El diario Estado de Sao Paulo y la red Bandeirantes revelaron aquella vez que una facción del PCC, conocida como Narcosur, había convertido a Bolivia en su “santuario” y “lugar de escondite”. Bandeirantes sacó un reportaje en el que se revela que miembros del PCC “se pasean” por Santa Cruz, tienen inversiones y que envían droga a Europa.

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Implementado por Marcelo Colpari – BOLIVIA PRENSA