Durante 16 años, Quillacollo una de las ciudades intermedias de Bolivia y considerada Tierra de la Integración Nacional, soporta una grave crisis política que pusieron riesgo el desarrollo de la región. Cambiaron alcaldes a gusto y sabor, truncando proyectos que permitan mejorar la calidad de vida de la población urbana y rural, apunto el sociólogo, Zenón Padilla Arancibia.

En Quillacollo todavía se ven atisbos de descontento y manipulación política contra autoridades legalmente establecida.

En Quillacollo, se demuestra desacuerdo con la ejecución de obras y censuran la gestión del alcalde llegando a tomar acciones y represalias políticas e incluso divulgan a través de las redes sociales, protestas inconsistentes y poco honestas.

“Después del desastre llega el progreso, después de 16 años de total abandono al progreso de Quillacollo, por fin se acordaron de que hay necesidades urgentes que resolver”, opina Padilla que realizo diversos estudios sobre el comportamiento de la sociedad, frente a la situación de la alcaldía municipal”.

En Quillacollo no dejan gobernar a nadie. A los actores sociales y políticos no les interesa el desarrollo, lo único que los interesa a los “dirigentes” y “políticos”, es cuotas de poder, les interesa tener un espacio poderoso en la alcaldía.

“Es común ver que algunos dirigentes se dan a tarea de chantajear, me das una obra o acomodas a uno de los familiares en la administración municipal”, sino hay eso habrá marchas, protestas callejeras de todo y de nada”, apunto.

Quillacollo, es una de las regiones más importantes de Bolivia, donde los índices de migración campo – ciudad son alarmantes.

“Cada día la población urbana avanza de forma desmesurada, incluso atentando contra las tierras agrícolas. Las necesidades de Quillacollo son infinitas, ahora todos piden agua y alcantarillado, piden mejoramiento de vías, exigen más trabajo en educación, salud y apoyo a las comunidades rurales.

En Quillacollo, durante 16 años, los alcaldes de turno se olvidaron de ejecutar obras, más impero la corrupción, los negociados y acaparamiento del poder. Hasta ahora ningún alcalde de Quillacollo no entro a la cárcel por los ilícitos que cometieron en la administración municipal.