Lunes, 04 Agosto 2025
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Tercera encuesta de Unitel bajo la lupa: Doria Medina y Tuto arriba, pero el 34% no sabe por quién votar

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La tercera encuesta electoral difundida por la red Unitel ha generado una oleada de críticas en todo el país. Según los datos presentados, Samuel Doria Medina y Jorge "Tuto" Quiroga encabezan la intención de voto, mientras que Manfred Reyes Villa es relegado al tercer lugar. Sin embargo, el dato más revelador es el alto porcentaje de indecisos: un 34,1% de los encuestados no sabe aún por quién votar. Organizaciones sociales, analistas y sectores ciudadanos califican la encuesta como "falsa", "dirigida" y "fuera de la realidad nacional".

Amplios sectores políticos y sociales cuestionan los resultados y advierten manipulación mediática para favorecer a figuras del pasado.

La tercera encuesta de Unitel ha generado más dudas que certezas. Con un 34,1% de indecisos, una muestra mínima en relación al padrón nacional y favoritismo hacia candidatos cuestionados, muchos señalan que esta encuesta responde más a una estrategia política que a una fotografía real del país. Bolivia no puede seguir construyendo su democracia sobre encuestas manipuladas y datos oscuros. La transparencia es un derecho ciudadano.

La difusión de la tercera encuesta nacional elaborada por la red televisiva Unitel ha causado sorpresa e indignación entre diversos sectores. El sondeo posiciona en primer lugar a Samuel Doria Medina, seguido de cerca por Jorge Tuto Quiroga, mientras que Manfred Reyes Villa, quien lideraba preferencias en otros estudios, aparece en tercer lugar.

Pero el dato más contundente no es quién encabeza, sino que más de un tercio de los bolivianos aún no sabe por quién votar.

El 34,1% de los encuestados se declaró indeciso, reflejando el alto nivel de desconfianza y desapego ciudadano con los actuales candidatos y la política tradicional.

ENCUESTA CON 2.500 PERSONAS EN UN PAÍS DE MÁS DE 7 MILLONES DE ELECTORES

Uno de los aspectos más cuestionados de esta encuesta es su escaso tamaño muestral.

La empresa habría consultado a apenas 2.500 personas, en un país donde el padrón electoral supera los 7 millones de votantes. Esto representa menos del 0,04% del electorado, generando serias dudas sobre la validez estadística de los resultados.

Tampoco se ha informado en qué zonas se aplicó la encuesta: si se realizó en capitales departamentales, en ciudades intermedias, o si llegó al área rural, donde el comportamiento electoral suele ser determinante y muy distinto al urbano.

“Todo indica que es una encuesta detrás de un escritorio, con fines políticos antes que técnicos”, denunció un dirigente cívico del trópico de Cochabamba.

MANIPULACIÓN Y FAVORITISMO MEDIÁTICO

Dirigentes políticos y analistas han calificado la encuesta de manipulada y poco representativa, acusando a Unitel de favorecer a determinados candidatos, especialmente a Samuel Doria Medina. “Es un intento desesperado de inflar a figuras desgastadas como Doria Medina, quien tiene denuncias de corrupción, vínculos con el gobierno de Jeanine Áñez y una imagen cuestionada en el país”, declaró un analista político.

EL CANDIDATO MÁS CUESTIONADO, ¿EL MÁS CONFIABLE?

Resulta llamativo que Samuel Doria Medina, con un largo historial de candidaturas fallidas y señalamientos por corrupción, aparezca en la encuesta como “el candidato más confiable”.

Este dato ha generado sospechas incluso entre votantes independientes, quienes consideran que los resultados están diseñados para crear una percepción favorable artificial.

Sectores sociales del altiplano, el valle y el oriente han emitido comunicados rechazando la encuesta.

En Cochabamba, organizaciones de jóvenes denunciaron que “los medios alineados con intereses empresariales están intentando manipular la voluntad popular”. En La Paz, un bloque cívico exigió transparencia y auditorías a las empresas encuestadoras que trabajan con canales privados.

Incluso dentro del ámbito académico, especialistas en estadística y sociología advirtieron que sin conocer la ficha técnica completa, los datos no tienen validez estadística ni política. “¿Dónde se hizo la encuesta?, ¿cuál fue el tamaño muestral?, ¿quién la financia?”, son preguntas que aún no tienen respuesta clara.

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