LA PAZ, Bolivia — El cómputo de los votos para la elección del nuevo presidente de Bolivia transcurría en una jornada electoral relativamente tranquila que vaticina un posible giro a la derecha tras dos décadas de gobiernos de izquierda en el país sudamericano.
La votación transcurrió en relativa calma pese a que el líder indígena Evo Morales llamó a anular el voto desde la región cocalera del Chapare, en el centro del país, bastión del exmandatario (2006-2019).
Se produjeron “incidentes aislados que no han alterado la votación”, dijo el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Óscar Hessenteufel. El mayor de ellos tuvo lugar en el Chapare, donde detonó una dinamita de mecha corta que no provocó daños en los exteriores del colegio donde sufragó Andrónico Rodríguez, quien se distanció de Morales para postularse por una fuerza escindida del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
Cuando Rodríguez emitió su voto fue agredido por un grupo de personas que le arrojaron piedras, lo que lo obligó a retirarse rápidamente en medio de empujones y gritos. A raíz del ataque se confirmó que resultó herido el jefe de campaña del candidato con contusiones producto de las pedradas, obligando a su internación.
Rodríguez es presidente del Senado y fue pupilo de Morales. Se postula en representación de la izquierdista Alianza Popular. Ni el exmandatario indígena, ni el actual presidente Luis Arce contienden en estos comicios.
Los sondeos anticipan una derrota del MAS, que gobernó en Bolivia en las últimas dos décadas, y un retorno al poder de la centroderecha, cuyos dos principales postulantes son el empresario y multimillonario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002).
Pero ninguno aparece en los pronósticos con probabilidades de alzarse con el triunfo en la primera vuelta, para lo que se necesitan más del 50% de los votos válidos o al menos 40% y una ventaja de 10 o más puntos porcentuales sobre el que va en segundo lugar.
Los dos han prometido solucionar la crisis que atenaza al país por la escasez de combustibles y los precios disparados de los alimentos.
Tras emitir su voto en La Paz, Doria Medina dijo que “a través del voto podremos salir de esta crisis de manera pacífica y democrática” y agregó que “el 90% de los bolivianos apuesta por esa salida”.
Quiroga, por su parte, llamó a votar de forma pacífica “para cambiar la historia del país”.
Si en primera o segunda vuelta se confirman los sondeos, Bolivia —una nación con las mayores reservas de litio del planeta— seguiría una tendencia reciente en Latinoamérica, donde los líderes de derecha han ganado popularidad: en los últimos años el libertario argentino Javier Milei y el empresario ecuatoriano Daniel Noboa han arrebatado el poder a la izquierda en sus países.
El actual candidato del MAS, Eduardo del Castillo, se ubica en los últimos lugares de las preferencias.
Al votar en La Paz, Arce dijo a periodistas que hará una transición ordenada. “Haremos un tránsito democrático como está previsto. Vamos a entregar una salida democrática en este Bicentenario del país”, indicó el mandatario.
Más temprano, el ministro Ríos denunció que “partidarios del expresidente” estaban amenazando con bloquear rutas al finalizar la jornada electoral en el Chapare y que la policía y los militares han reforzado la vigilancia en la zona para evitar posibles conflictos.
El propio Morales acudió a sufragar y salió del centro de votación rodeado y festejado por sus seguidores. No quedó claro si depositó un voto nulo, porque se retiró sin hacer declaraciones.
En declaraciones a The Associated Press Morales dijo el sábado qué aún no sabe qué hará si gana la derecha, cuyos candidatos anunciaron que lo detendrán para llevarlo a la cárcel.
La Unión Europea ha desplegado 82 observadores, 32 de los cuales permanecerán en el país por un largo plazo. En tanto, la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha destacado a 87 observadores bajo la dirección del exministro del Interior colombiano, Juan Fernando Cristo.